Resumen y sinopsis de El traidor de Praga de Humberto López y Guerra
Una novela trepidante que enlaza Praga con Washington, Yemen del Sur, París, Sitges, Madrid, La Habana, Berlín, Ginebra y Panamá.Una trama en la que ficción y hechos históricos se mezclan con personajes reales y ficticios.
Una historia que desvela los entresijos del espionaje internacional y que nunca sabremos con certeza si sucedió realmente, aunque todo es posible…
En noviembre de 1989, el mayor Paredes, segundo hombre de la inteligencia cubana en Praga, decide pasar información altamente secreta a la CIA, en medio de la debacle de los regímenes comunistas de la Europa del Este. En Washington, su traición provoca dudas y escepticismo, a pesar que Javier Puig, el espía cubano-americano que sirvió de enlace con Paredes y viejo amigo de éste, trata de convencer a Langley de que no se trata de una provocación o infiltración cubana, sino de la decisión de un hombre valiente que, poniendo en juego su propia vida, trata de ayudar a la caída del régimen de Fidel Castro; sin embargo, la propia credibilidad de Puig es cuestionada también por los halcones de la Agencia Central de Inteligencia. Lil, una joven estudiante radical alemana, de descendencia judía, convertida en espía de La Habana, es el detonante que logra que los norteamericanos finalmente acepten como verídica la información en la que Paredes les alerta de un terrible atentado terrorista en el que Cuba y agentes del agonizante Campo Socialista, agrupados en una organización ultra secreta, Comandos Internacionales de Solidaridad (CIS), están a punto de perpetrar.
Ha participado en esta ficha: xavier lopez
Hacía tiempo que no leía una novela que te agarra como como ésta, desde el comienzo, leyéndola de un tirón. Además, para los que como yo, os guste el cóctel de historia con ficción, es una lectura obligada. Me ha impresionado el dominio detallado del mundo del espionaje internacional y sobre la historia en sí me pregunto si es ficción basada en la realidad o realidad, así a secas. La influencia positiva de un buen Le Carré es evidente