Resumen y sinopsis de Casa León y su tiempo (aventura de un anti-héroe) de Mario Briceño Iragorry
Casa León y su tiempo (1946) puede verse como la biografía del oportunismo, en este caso, personificada en el marqués de Casa León, quien sin aspavientos pasa de un bando al otro con tal de mantener su riqueza y preservar su influencia.
Mario Briceño Iragorry fue historiador, ensayista, novelista, abogado y profesor universitario. Su pasión por el pensamiento y la escritura se manifiesta desde muy joven, esto le permitirá desarrollar una actitud ética en la que conjugará la continua reflexión con la acción, tal disposición no le impidió desempeñar compromisos públicos que van desde la diplomacia a ser director del Archivo General de la Nación, presidente del estado Bolívar y presidente del Congreso de la República de Venezuela.
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Libro que retrata a un personaje característico que suele moverse a la sombra del poder: el inescrupuloso, el medrador, el que no tiene remordimientos en servir a bandos contrarios cuando la ocasión lo amerite para salvar su peculio amasado en grandes negociados, prevalido de favores y cargos, declarando un falso "apoliticismo" para evitar señalamientos a la hora de un "cambio de aires" en las luchas por el poder.
En esta ocasión, el personaje retratado es don Antonio Fernández de León, cuya familia fue oriunda de Esparragosa de Lares, Extremadura, España, y quien más adelante comprará el título de "Marqués de Casa León" con el cual intrigará en las provincias venezolanas para granjearse el favor de actores influyentes, pero también se ganará el rencor de enemigos desplazados de las cuotas de poder.
Esta historia de Casa León se ambienta en la época colonial venezolana entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en medio de la agitación independentista que se asomaba, a la par de los acontecimientos que ocurrían en España con la invasión napoleónica y lo que giraba alrededor de Fernando VII como monarca. Amparado don Antonio en buenas rentas económicas, se relacionó, favoreció y traicionó por igual a patriotas como Francisco de Miranda y Simón Bolívar, pasando luego al servicio de realistas españoles como Domingo Monteverde y José Tomás Boves. Un doble juego hábilmente llevado por Casa León, buscando conservar sus privilegios de clase en medio de las agitaciones políticas de la época.
Un buen esbozo biográfico por parte de Briceño-Iragorry, retratando a un personaje arquetipo del oportunismo y el disimulo: "Con un ojo guiñará a la revolución, con el otro alertará a los realistas cuando fuera menester. Nada de pasos violentos. Nada de mostrar su desagrado ante el gran trastorno que ha sufrido la provincia y, cuando fuere necesario, sumarse al movimiento, si ello trae provecho a su interés".