Resumen y sinopsis de Viajes y otros viajes de Antonio Tabucchi
«Soy un viajero que nunca ha hecho viajes para escribir sobre ellos, algo que siempre me ha parecido una estupidez. Sería como si uno quisiera enamorarse para poder escribir un libro sobre el amor.»Los lugares son nombres, etapas, residencias. Pero lo que más importa es la civilización de mirar, de rememorar y de relacionar los lugares con la gente. El ir y el demorarse. El descubrir, junto a su belleza, la diversidad del mundo. De esta forma, vemos a Antonio Tabucchi sentado en el zócalo de la estatua del abate Faria en Goa, en la India; delante del templo de Poseidón, en el Cabo Sunión, en Grecia; en el «cementerio marino» de Sète, en Languedoc. Y allí, con él, compartimos la reminiscencias de El conde de Montecristo, los versos de Sophia de Mello Breyner, el «mar que se repite» de Paul Valéry. Lo vemos de noche atisbando las grandes estatuas barrocas de Aleijadinho en Congonhas do Campo, en Brasil, o dejándose inspirar por Cortázar en las salas de Paleontología del Jardin des Plantes, en París.
Y además se vuelve presencia afectuosa cuando nos acompaña con sencillez mientras subimos por determinada calle, una pequeña calle de «su» Lisboa y nos muestra la evidencia de un sentimiento de comprensión no inmediata, como la saudade. No obstante, el mapa ideal de este libro se abre también a lugares que visitamos «por persona interpuesta»: las ciudades fantásticas de los escritores, las geografías imaginarias, las historias literarias.
En uno y otro caso, en los viajes reales tanto como en los imaginarios, Tabucchi nos invita a movernos y a regresar. En cada ocasión la cita resulta una sorpresa porque el mundo es siempre ajeno, un descubrimiento de nosotros mismos a través de los demás.