Resumen y sinopsis de Acrópolis de Pedro Gandía
Acrópolis, el título del poemario, cuyo significado remite al lugar más alto y fortificado de las ciudades griegas, nos adelanta la clave de su sentido, en la cita con la que se abre: Hay todavía algunas acrópolis donde cabe refugiarse. Durarán tanto como nosotros. Ante la fealdad que invade nuestro mundo, a la voz poemática del libro, al poeta, no le queda, para sobrevivir, sino refugiarse en lo más elevado de sí mismo, su torre de marfil; en su mundo de belleza, configurado en su ideal y en la memoria del tiempo ido. La belleza, como refugio. El último refugio.
El libro se divide en tres partes: Roca Sagrada, la primera. La roca sagrada hace alusión al corazón de la acrópolis -aquí, la sagrada Belleza-, que en Acrópolis se corresponde con la del cuerpo. La segunda, Memorial de estatuas. Pues toda poesía es elegíaca, un canto a lo perdido, una oración a la ausencia. Y Reescritura, la última parte, que se abre con una cita del Salammbô de Flaubert: Un délire funèbre agitait Carthage... Un delirio, un desvarío fúnebre, como en otro tiempo a Cartago, agita la ciudad. No hay otra salida para el sujeto poemático, en este tiempo, que la aniquilación. Y un deseo de dejar de ser impregna los últimos poemas. El libro se cierra con un verso atribuido por Marguerite Yourcenar al emperador Adriano, en la famosa novela de memorias que le dedica: Natura déficit, fortuna mutatur, deus omnia cernit. La naturaleza nos traiciona, la fortuna cambia, un dios mira las cosas desde lo alto.