Resumen y sinopsis de Los chanclos de la suerte de Hans Christian Andersen
En una casa de Copenhague, en la calle del Este, se celebraba una gran reunión, a la que asistían muchos invitados. Los contertulios estaban ya sentados en el salón y a las mesas de juego, mientras en el vestíbulo, estaban sentadas dos mujeres, una de ellas joven, vieja la otra. Eran, ni más ni menos, dos hadas: la más joven, era la Felicidad. La más vieja parecía un tanto sombría, era la Preocupación.De todas maneras, decidió dejar los chanclos de la suerte en el umbral de la puerta, pensando lo feliz que sería quien se los pusiera. El azar quiso que fuera el Consejero de Justicia quien, a la hora de despedirse, se calzase los chanclos de la suerte en lugar de los suyos y saliese con ellos a la calle.
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Una hada de la suerte deja un calzado para que el afortunado que se lo pruebe pueda viajar al lugar que más desee. Con este inicio tan interesante, el autor no es capaz de sacar una obra que enganche. Si se han leído varias obras de Andersen, ya sabemos cómo discurrirá todo. La idea repetida hasta la saciedad en otras obras es que hay que valorar lo que se tiene.
Un cuento para dejar volar la imaginación, ¡quien tuviera esa varita mágica que permitiera cumplir los deseos! Aunque la cosa cambia, si no somos nosotros quien controla la varita. En fin un cuento que estuvo a punto de llegar a un fin feliz, el más feliz de todos.