Resumen y sinopsis de El hombre que amaba a los niños de Christina Stead
Muchas novelas sumergen al lector en una espiral de desdichas para aliviarle luego con un desenlace venturoso, con un final en que los azares favorables se armonizan para imponerse al caos que implica el infortunio. Es el esquema asimétrico -y a veces demasiado optimista- de buena parte de la novelística decimonónica, de casi todas las novelas románticas de kiosco y de la mayoría de los cuentos de hadas.Me temo que esta novela es cualquier cosa menos un cuento de hadas.El libro tuvo una segunda oportunidad en 1965, cuando se reeditó con un extenso y meticuloso prólogo del poeta y crítico Randall Jarrel en el que se pregunta cómo una obra tan alejada tal vez de nuestra propia experiencia puede acabar resultando tan cercana a una nuestra experiencia de la infancia, ese territorio natural del desvalimiento. En la actualidad, El hombre que amaba a los niños está reconocida como un clásico contemporáneo.
Dispóngase el lector, en fin, a saborear un trago fuerte. Y amargo.
FELIPE BENÍTEZ REYES
No sé muy bien cómo puntuar esta novela. No sé hasta qué punto me ha gustado o disgustado. Hasta más allá de la mitad del libro la historia se me ha hecho pesada y soporífera, salvando escasos momentos y es qué apenas sucede nada. Lo único que me parecía estar leyendo eran los diálogos pedantes y repetitivos de su protagonista. De ahí en adelante, la historia gana fuerza. No es bonita: es dura, desagradable, cruel y crea en el lector sensaciones de angustia, impotencia y odio hacia los progenitores.
Lo que sí ha conseguido la autora es definir y perfilar bien el carácter de cada uno de los personajes, de tal forma que, transcurrido un tiempo tras la lectura de la obra, el lector conserva con claridad la imagen de cada uno de ellos, sus comportamientos y sus actos, tal y como si se tratasen de personas de la vida real.