Resumen y sinopsis de El haiku de las palabras perdidas de Andrés Pascual
Nagasaki, agosto de 1945: Kazuo, un muchacho occidental afincado en Japón, y Junko, la bella hija de una diseñadora de arreglos florales, han acordado encontrarse en una colina para sellar su amor adolescente con un haiku que esconde un secreto sobre su relación. Minutos antes de que llegue la hora, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos.A través de estas dos historias paralelas y de su sorprendente unión final, Andrés Pascual teje una emotiva trama sobre la importancia de asimilar las tragedias del pasado para enfrentar los retos del presente y escribir nuestro propio destino.
Soy una enamorada de la cultura japonesa y me apasiona la historia, pero la combinación de ambos elementos en El haiku de las palabras perdidas, no termina de convencerme. Aunque la trama resulta exótica, la brutalidad de la destrucción de la bomba atómica no casa muy bien con la serenidad y armonía que intentan transmitir la historia.
No conocía al autor de esta novela, Andrés Pascual, pero me ha parecido un escritor correcto. La verdad es que me ha sorprendido su estilo de escritura simple y limpio, gracias a una prosa elegante pero muy sencilla, un lenguaje con una lírica muy sutil, emulando a la literatura japonesa, una impecable documentación y unas descripciones muy logradas. Sin embargo, en mi opinión, el punto débil de este libro son los personajes. Y es que las dos parejas protagonistas se parecen lo suficiente como para parecerte repetitivas y bastante ñoñas.
El haiku de las palabras perdidas nos narra dos historias de amor, que se entrelazan a lo largo de toda la novela. En la primera conocemos a Kazuo, un occidental afincado en la ciudad de Nagasaki, en la que vive desde la muerte de sus padres, y Junko, una chica japonesa. Los dos adolescentes están enamorados pero su amor se verá truncado por la caída de la bomba atómica en agosto de 1945. La segunda historia transcurre en el año 2011 e involucra a Emilian, arquitecto suizo que trabaja en la ONU y es un firme defensor de la energía nuclear, y Mei, una galerista de arte que tiene un gran favor que pedirle. Ambos se enrolan en una agónica y desesperada aventura para descubrir el paradero de una persona muy importante para la familia de Mei y que podría tener la clave para la felicidad de la pareja.
Pese a que ambas narraciones están separadas por más de 60 años la una de la otra, el paralelismo es muy evidente, lo que te genera la sensación de estar leyendo la misma historia una y otra vez. Y es que la búsqueda de la persona amada, la importancia de asimilar las tragedias personales y/o colectivas y la necesidad de construir un mañana, son los temas que subyacen en esta historia que nos demuestra que la fortaleza no está reñida con la emoción. Sin embargo, y por muy bonita que sea la lección que intente enseñarte, el desenlace inevitablemente decepciona por lo rápido que el autor lo resuelve, por lo almibarado que resulta y por lo abierto que es. Algo que intenta dar una apariencia de verosimilitud, ya que en la vida nunca hay finales completos hasta la muerte.
En suma, El haiku de las palabras perdidas, es una novela entretenida pero que interesa a ratos. Y es que tanta divagación sobre la energía nuclear, las historias de amor que, además de insulsas son bastante lentas y el final tipo “todo se arregla” hacen que resulta un poco pesada. Demasiadas páginas para lo poquito que ofrece. Aunque, por lo menos, aprendes historia. Y eso ya es algo.
Libro entretenido, sin duda... pero poco más.
El comienzo prometedor, me ha gustado muchísimo; pero, por desgracia, ha evolucionado hacia unas situaciones irreales, poco creíbles... además de insípidas.
Recomendable, lectura amena, dos historias entrelazadas en tiempos diferentes. Japón, su cultura, su mapa, religiones. La poesía japonesa, el amor, el dolor, el sufrimiento, la barbarie, el jugar a experimentar con la propia autodestrucción, la II Guerra Mundial, la energía nuclear, el cambio climático. Si, me gustó el libro, para mí un antes y un después con Japón, muy realista, música de la época, ópera, un buen final. Gracias.
Libro bien escrito, de lectura amena y con una historia preciosa.
El título me sugería una historia con muchas imágenes, descripciones visuales, y porqué no, un amor poético.
Sin embargo de las dos épocas en las que se desarrolla la trama, la del presente la encuentro vacía, insulsa, artificiosa, plana y poco interesante.
El libro merece la pena leerlo por la historia y los acontecimientos que narra en Nagasaki en agosto de 1945. En esas páginas Kazuo y Junko se mueven en una narración intensa, con mucha información sobre la sociedad japonesa, casi fotografías iluminadas con palabras bellas.
Casualmente he leído el libro cuando se celebraban 70 años del lanzamiento de la bomba atómica sobre Nagasaki: hay que leer para no olvidar, para aprender y para que la historia no se repita.
Genial, hermosa, atrapante, dura por momentos, pero sin entrar en el morbo del horror de Nagasaki ni de Hiroshima. Muerte y vida, esperanza y desengaño, alegría y dolor, nada parece ser lo que es en un mundo que muere y otro que renace, pero solo el Amor podrá develar secretos y deseos por décadas postergados. Una hermosa novela que mezcla pasado y futuro en forma casi natural, siguiendo un hilo conductor y con un final digno de una historia cargada de emotividad. La recomiendo con infinito placer.
Esperaba más de esta novela después de haberlo oído comentar en un programa de radio. Esperaba una inmersión en la vida de los japoneses y en su posición sobre el resultado de la Segunda Guerra Mundial, pero me he encontrado con el guión de una película romántica del estilo de las que protagoniza Meg Ryan, por ejemplo: tan dulce que empalaga. Los personajes están descritos a brochazos, con poca profundidad, y las situaciones a veces son tan ingenuas y artificiosas que me ha costado mucho no dejar el libro a medio. Por ejemplo, la cena con la familia de Mei en la que la abuela da pistas sobre su romance adolescente de hace 60 años hace aguas por todas partes: hace público un suceso personal e íntimo (que es algo que el propio autor califica en otras partes de la novela como impropio del carácter japonés) ante un completo extraño (¿¿??), suceso que no conocía ni su propia hija. Folletinesco.
En fin, para qué seguir... Ni el argumento ni el estilo me han gustado nada. Sencilla, sí... Superficial, diría yo. Lo siento, pero no me convence.
Magnífico libro, desde la primera página a la última. Historia muy bien contada, apasionante, con un desenlace en mi opinión muy idóneo. Un canto al amor, a la amistad, a la cultura japonesa... un libro que no describe a la perfección la locura humana. Me apasionan sus libros.
Me ha gustado bastante, aunque a veces el ritmo es demasiado lento.
Un libro muy fácil de leer, pero con una sencillez que raya la ingenuidad, aunque para evitarlo introduce datos técnicos. No me ha gustado porque me parece que no está bien escrito, la técnica literaria es muy mejorable. Hay muchos párrafos que me parecen absolutamente suprimibles porque no aportan nada de nada a la novela.