Resumen y sinopsis de Asesinos sin remedio de Luis Valera
¿Nunca han deseado realmente asesinar a alguien? Me temo que yo sí. Afortunadamente, el ejercicio narrativo es terapéutico. ¿Está uno hasta las narices de ser civilizado, controlar su ira y pagar sus impuestos? Pues nada mejor que sacar a pasear los demonios a la fría nieve del papel en blanco. Los protagonistas de este libro se ven compelidos a cometer crímenes por diferentes razones: por la inercia de una vida delictiva, como Vega, el Hombre Cansado; por una compulsión psicológica, como el Asesino de la lluvia; porque son objeto de infinitos atropellos, como el buen Jonás Mülhberg de Historia en Nueva York; porque son unos bordes peligrosos, como el tipo del sombrero ridículo en esa extraña Oficina de cristal; porque están como una cabra, como el estirado ajedrecista de Idea Irresistible; porque están desesperados después de matar y buscan la muerte, como los suicidas de Noche Desesperada; porque son presas de un pánico cerval e insoportable, como el desgraciado de Arturo Pi en el Tonto Horror del ascensor; o porque no pueden más con los ruidos que les roban el sueño, como el pobre don Ernesto -y su precedente, Cincino Flaco- de Fugax Dementia; Homicidas habituales o accidentales, reincidentes o excepcionales, dolosos o involuntarios... Son Asesinos sin remedio.
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