Cindy Harper suele asociar el sabor de los helados con cada una de sus emociones. Así, por ejemplo, el de vainilla con caramelo, alivia el estrés que le produce tratar con sus extraños y excéntricos huéspedes del hotel Woo Woo. Pero no hay ningún helado en su nevera que sea lo suficientemente suave, cremoso y tentador como para enfriar las sensuales fantasías que en ella despierta el atractivo y viril Thrain Davis.
Éste es un hombre del que hay que disfrutar de la forma más primitiva. Cualquier mujer que alguna vez le haya visto sonreír se preguntará por el placer que esa sensual boca le puede proporcionar y reconocerá los secretos que hay detrás de su fría mirada azul. Pero Cindy se da cuenta demasiado tarde del peligro que entraña el invitar a un antiguo vampiro a su hotel. La idea de extrañas criaturas de la noche con colmillos la atemoriza en todos los sentidos. Y, por si fuera poco, la va a obligar a rememorar su pasado, justo cuando ha conseguido sentirse cómoda con su vida actual.