Resumen y sinopsis de Ruego a Ud. Tenga la bondad de irse a la cresta de Fernando Villegas
Con la pluma filosa que lo caracteriza, Fernando Villegas se pasea por las calles de Santiago para radiografiar a los distintos tipos de chilenos que conforman la fauna local: son los personajes que pueblan una sociedad que de tanto cacarear sobre el modelo vigente se ha ensordecido a lo que realmente vale la pena, a juicio del autor, lo elevado, lo generoso, lo justo, lo decente, lo refinado, lo considerado y lo amable. Así, en defensa de las virtudes, Villegas examina las antropologías o zoologías de esta sociedad nueva, en la que destacan los poderosos situados casi en el cielo y a la diestra de Dios Padre; los empresarios, que pese a su nombre, no innovan ni crean; los flaites y los chantas; los Cabeza de músculo —no se imagine una versión contemporánea del mens sana in corpore sano—, los lobbystas, los sempiternos apitutados, los del medio y los de abajo, las tribus urbanas (los peloláis, los veganos, los emos)… y los pobladores, entre los cuales el autor halla a los únicos chilenos frente a los cuales se quita el sombrero. Como lo hizo antes en el El Chile que NO queremos, un auténtico best seller, en esta obra da un paso adelante para profundizar, con agudeza y gran sentido del humor, en determinados caracteres que delinean el mapa de nuestra nación. El resultado es un ensayo clarividente que vuelve a inscribir a Villegas como uno de los analistas más lúcidos y polémicos del panorama nacional.
Libro simplemente malo. Es forme, predecible y aburrido. Por momentos llega a dar lástima ver los infructuosos esfuerzos de este escritor por imitar el genial estilo de los ensayos de Pablo Huneeus.
Su prosa es propia de un periodista de jornal, sin gracia y fluidez; y sus temas no son más que los lugares comunes que los chilenos, de nivel intelectual medio, discuten habitualmente en sus comidillos. No aporta nada nuevo a la crítica social. Su actitud moralizante es ridícula, se asemeja a la actitud de una vieja resentida que nunca se entregó a una locura de juventud.
En fin, es un desperdicio de papel y tinta. Lo único positivo del libro es que me alerta para no leer los demás libros de este "autor".