Una belleza vulgar

Resumen y sinopsis de Una belleza vulgar de Damián Tabarovsky

En una calle de Buenos Aires una hoja se suelta de un árbol y mientras cae es testigo de las
vidas que habitan los edificios cercanos: Raúl Segrei, que un día en el colegio dijo que de mayor quería ser policía, y que ahora, cercano a cumplir los cuarenta, trabaja en la consultora Exe, especializada en recursos humanos (RR.HH), teme ser víctima de su propia medicina laboral y está intentando dejar de fumar porque en su trabajo ya nadie fuma, solo él, y no queda bien. Alberto Ruiz, el portero que saca la basura a la calle, vive en el último piso en compañía de su mujer y de unos hijos adolescentes que consumen consolas y silencios.

Luciana Bata vuelve de la facultad. Tiene 24 años, estudia letras, es lo que se dice una joven brillante y ya colabora en diferentes diarios y revistas. Está nerviosa porque tienen que hacer una reseña sobre una mala novela publicada en la editorial donde editan los libros del coordinador del suplemento cultural en el que colabora. Antonio y Ramiro son una pareja de diseñadores gráficos. Antonio es especialista en diseño web, Ramiro trabaja en un diario deportivo pero detesta el fútbol. En la tienda de la esquina, franquicia de una cadena de venta de empanadas y bebidas, Ernesto Suárez, antiguo empleado de banca, toma nota de un pedido. Trabaja doce horas al día de lunes a sábado y no se queja: le va bien. Pequeñas vidas, pequeñas historias unidas por un tronco común: el transcurrir anodino del tiempo. Vidas simples, transparentes, netas; con las complicaciones predecibles, con las ilusiones  predecibles, con los temores predecibles. Vidas sueltas sobre las que sobrevuela el paso cansino de los años, el tiempo que no marca, el progreso que ya no progresa.