Resumen y sinopsis de El caballero de la orden de Jack Whyte
Año 1088. Desde hace siglos, la poderosa e influyente familia Saint Clair escoge a un hijo de cada generación para que se una a la Orden del Renacer en Sión, una extraña sociedad religiosa envuelta en un velo de misterio. En esta ocasión, Hugo de Payens, un joven e inexperto caballero, será el elegido. Poco después de su iniciación, Hugo se ve arrastrado a la locura de la Primera Cruzada. Horrorizado por la matanza de inocentes y el salvajismo de sus compañeros, decide consagrar su vida a la expiación y a Dios... pero la Orden tiene otros planes para él: debe buscar un tesoro que la propia Orden ocultó hace mil años en las entrañas del monte del Templo de Jerusalén. Hugo ideará un plan para encontrar en el más sagrado de los Santos Lugares un legado que podría no sólo destruir el reino de Jerusalén y reducir a añicos la Iglesia católica, sino demostrar de manera indiscutible y fehaciente la alianza de Dios con la humanidad. Pero en su búsqueda no estará solo, el contenido del tesoro es demasiado importante y comprometedor como para que vea la luz.
Es el primer libro que leo, relacionado con la Orden del Temple, que utiliza a la perfección la "leyenda" de sus orígenes en un planteamiento histórico fidedigno.
No obstante, la obra contiene un error histórico en su cronología que no debe pasar desapercibido a cualquier lector, cuanto menos, conocedor de los datos.
Y me refiero al siguiente comentario de Sir Stephen Saint Clair (padre) en el último párrafo del capítulo 3 de Albores en clara alusión a la posibilidad de entrevistarse con el Papa: sic "No es mi deseo mezclarme con clérigos, ni tengo necesidad de ir a Roma o a Avignon, de modo que hablemos ahora de otro asunto."
Teniendo en cuenta que la acción arranque en el año 1088, cuando hace el comentario en cuestión, no podría de ninguna manera pretender encontrase con el Papa en Avignon, dado que la ciudad no se convirtió en sede Papal hasta 1309, pocos años antes de la desaparición del Temple.
O sea que no ha lugar mencionar y/o equiparar Avignon con Roma como sede Papal.
El error no es no más, ni menos que de más de 200 años.
Salvo este "detalle", la novela es muy interesante respecto, como decía, a utilizar magistralmente la leyenda como hecho histórico, perfectamente asumible, sin estridencias.