Resumen y sinopsis de El mar y veneno de Shusaku Endo
Updike En un hospital japonés desmoralizado por los bombardeos constantes de los Aliados, un interno, el doctor Suguro, es cooptado por un ambicioso cirujano para participar en una serie de experimentos médicos que culminan en la vivisección de un prisionero estadounidense capturado. Estos experimentos tienen como fin determinar cuanto se puede cortar de un pulmón antes de que el paciente muera o cuanta solución salina se le puede inyectar en la sangre sin matarlo. Este conocimiento debería servir para mejorar el tratamiento de la tuberculosis que arrasa el país. Pero el verdadero motivo de aquellos experimentos se halla en la brutalidad de los militares, la rivalidad entre los jefes de departamento del hospital y la atmósfera de nihilismo que reina en Japón ante la casi segura derrota ante los Aliados. Suguro se siente humillado por su propia pasividad. Paralizado por su conciencia hasta el punto en que resulta incapaz de operar en el quirófano, se siente un miserable. La acción de la novela empieza muchos años más tarde, cuando el narrador visita la destartalada consulta que el doctor Suguro tiene en las afueras de Tokio. A pesar del tiempo transcurrido, Suguro no ha superado aquel trauma. En el pequeño pueblecito donde se ha refugiado para olvidar aquel horror, cada día contempla un maniquí en la tienda de ropa, su rostro blanquecino y su sonrisa de cera.
Ha participado en esta ficha: yiyolon
Nos recuerda a las atrocidades que los alemanes hicieron con los judíos en cuanto a experimentos médicos, pero trasladado a otros experimentos que los japoneses hicieron con los americanos, mucho menos conocidos, y a bien seguro a mucho menor escala. Actividades en las que la muerte del individuo estaba asegurada y solo se buscaba el nivel de resistencia al experimento. La incógnita no era si el sujeto moriría o no, sino en qué momento de la intervención lo haría. Una novela que trata este tema con crudeza y realismo.
“Con un ruido seco, la cuarta costilla se desgarró y cayó en un receptáculo dispuesto a tal fin. Parecía un pedazo de cornamenta de un ciervo. La red de carne y nervios que cubría la pared del pecho y el interior de la cavidad se infló como un balón rojo a resultas de la presión del pulmón.”
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