Resumen y sinopsis de Quizá nos lleve el viento al infinito de Gonzalo Torrente Ballester
La historia del capitán de navío a quien la OTAN encomienda una delicada misión, de Irina, una agente soviética, y del científico que, recluido en un sanatorio, se asemeja a un personaje literario, puede leerse como un apasionante relato policiaco, de espionaje y aventuras. Pero también encierra una metáfora de la débil línea que separa lo real de lo verdadero e imaginario, así como una visión de las falsedades o inverosimilitudes de la Historia y de las servidumbres del progreso científico y de otros mitos contemporáneos.Tomando elementos presentes tanto en el mundo de la novela como en el del cine –el espionaje, la aventura, la robótica o incluso la psicología–, la capacidad fabuladora de Torrente alza el vuelo para ofrecernos un relato en el que la ficción desemboca en una realidad patética… Una bellísima, intrigante y conmovedora metáfora de la identidad del hombre individual y del hombre colectivo…
Quizá nos lleve el viento al infinito es una pequeña joya, un libro atípico incluso dentro de la variopinta bibliografía de su autor. A primera vista, se trata de una novela sobre la guerra fría −de la que se burla con sutil sarcasmo−, en pleno auge de la amenaza nuclear y el teléfono rojo, pero en un escenario de agentes secretos, organizaciones militares y telón de acero, se desarrolla una historia de amor imposible o, como le gustaba decir a don Gonzalo, inverosímil. Los protagonistas de esta historia no pueden ser más opuestos, pues se ubican, no ya en ambos extremos del espectro humano, sino en puntos opuestos de la propia ficción literaria. Y sin embargo, se enamoran. Quizá nos lleve el viento al infinito lleva a su máxima expresión, de manera muy hermosa, sin grandes pretensiones ni romanticismos empalagosos, el dicho de que, en el amor, los extremos se tocan y los contrarios se complementan: si dos seres como los protagonistas de esta historia pueden enamorarse, es que el amor, en verdad, no tiene límites.
Para finalizar, no obstante, una advertencia: el libro tiene trampa. Consciente quizá don Gonzalo del valor de la joya que estaba creando, quiso ocultarla de miradas indiscretas y lectores impacientes, de esos que necesitan engancharse a la historia desde la página uno, y, antes de penetrar en la verdadero corazón de la novela, presenta al lector una curiosa prueba de confianza: las primeras cincuenta páginas son, de entrada, casi incomprensibles, sólo la fe en el autor y la aspiración por alcanzar el tesoro prometido nos animarán a continuar.
Que ustedes lo disfruten.
Al igual que en El Quijote se utiliza la caballería como excusa, el autor se basa aquí en los elementos más paródicos del espionaje para elaborar una paradoja en forma de novela que, si bien no es su mejor obra, construye toda una búsqueda y persecución del propio individuo y la forma que éste tiene de redimirse, tras usurpar diversos cuerpos como metáfora de lo inaprensible.
Sencillamente magnífica, una novela que tiene de todo: amor, intriga, aventura, ciencia ficción y unos trasfondos impotantes que te hacen reflexionar sobre el ser humano y su fragilidad.
Me encantó. Y eso que el autor no me gustaba nada, como personaje público.
Recomiendo su lectura, engancha, engaña y entretiene.