Resumen y sinopsis de El ruletista de Mircea Cartarescu
Prohibido durante años en Rumanía por lo explícito de su argumento, El Ruletista constituye uno de los más brillantes hitos narrativos de la reciente literatura europea. Esta pieza, tan breve como intensa, narra la improbable historia de un hombre al que nunca le ha sonreído la suerte, un desarraigado que sorprendentemente hace fortuna participando en letales sesiones de ruleta rusa. Multitudes enfervorecidas, presas del morbo, guardan cola para participar en las ceremonias de muerte y redención en que se convierten sus apariciones, y que dan paso a la histeria colectiva. Un escritor moribundo que conoció al Ruletista en su juventud intenta explicar cómo ese hombre insulso termina convirtiéndose en alguien inmortal y aparentemente inexpugnable, cuando en realidad en él solo anida el más desesperado espíritu de la autodestrucción.
Novela corta y perfecta. El ruletista no se olvida fácilmente. Ni le sobran ni le faltan palabras para contar una historia completa, intrigante y que atrapa al lector. Estupenda.
Es un relato corto, o un cuento largo. Tiene un estilo que va entre la crónica y la reflexión filosófica. Su historia es simple, pero quiere mandar un mensaje más profundo, aunque para ello emplee un argumento que puede ser un tanto fantástico o, algo peor, ingenuo. El protagonista tiene tan mala suerte que apuesta contra sí mismo para ser invencible en el juego macabro de la ruleta. No está mal y se lee rápidamente.
Excelente e inquietante relato que atrapa desde el principio.
Me encantó este relato, una historia que te engancha desde el principio hasta el final, un final nada previsible, y una historia genial la de nuestro amigo el ruletista, muy original.
Gran relato de Cartarescu, incluido recientemente en la novela -llamada así por su autor, aunque se parece más a un libro de relatos- Nostalgia, en la que actúa como prólogo. Uno de los mejores autores que he tenido oportunidad de leer este año, pues no solo hace gala de una enorme fuerza narrativa, sino que además se mete en la cabeza de sus personajes con la misma agudeza que lo hace en la nuestra. Por ejemplo, en El ruletista sabe dibujar el retrato de dos personajes hastiados de la soledad y la mediocridad a la vez que critica el entorno social que les ha conducido a ese estado de inhibición agresiva.