Resumen y sinopsis de Vivir como cerdos de John Arden
Arden incide en la realidad con una aspiración muy marcada de «totalidad», agrupando en sus planteamientos de «situación» (en la acepción más abarcadora del término) instituciones objetivas, ideas, actitudes vitales, tensiones entre personajes, ramificaciones históricas (a nivel interpretativo general), traumas individuales y posturas globales ante la existencia, en una riqueza y variedad de significados, complementados, en cuanto estructuras de un todo, en una última y matizada coherencia, correspondida con una prodigiosa ductilidad de técnicas: Arden mezcla el verso con la prosa, las canciones populares con los mitos legendarios, la farsa más desenfrenada con el apunte dramático más clásico, la crónica minuciosa con la proposición existencial, el humor con la violencia, el ridículo con la ternura, la política con los sueños de los personajes.
Compleja y verosímil, Vivir como cerdos ilustra muy bien el fenómeno de la hipocresía social, aquella que ve bien que los pobres, drogadictos o gitanos vivan en casas decentes, siempre y cuando esas casas no estén cerca de las suyas. Pero en esta ocasión la historia la vemos desde el otro lado, ya que los protagonistas son los desarrapados, aquella gente a la que se le obliga a vivir "decentemente", pero cuyos instintos animales están tan arraigados que no pueden (o no quieren) adaptarse a aquello que llamamos "civilización".
John Arden firma la autoría de esta magistral pieza teatral. No conocía a este autor, pero eso no es extraño si se tiene en cuenta que pertenece a una corriente marginal de la "new wave" del teatro inglés de los años 60-70. Desde un punto de vista literario, Arden me parece un escritor normalito, sin nada realmente destacable. Posee un estilo de escritura de lo más simple aunque bien ejecutado. Para ello cuenta con una estructura dinámica y desarrollada de manera impecable, un lenguaje vulgar y, en ocasiones, muy desagradable e irritable y unas descripciones bastante explicativas para tratarse de una pieza teatral. Algo sorprendente.
Los personajes no destacan precisamente por su esmerada construcción y por una precisa composición dentro de la obra. Pero esto suele ser común en el teatro, donde los personajes son solo el medio por el cual se nos cuenta la historia y, por eso, a veces olvidamos que tienen entidad y personalidad propias.
En este caso el título cumple una doble función, la de escandalizarnos y hacernos saber que la obra nos va a mostrar algo sucio y asqueroso (dicho todo esto con el perdón de los cerdos, animales muy limpios e inteligentes). Así que en "Vivir como cerdos" tenemos a la familia Sawney, una especie de nómadas modernos que son realojados en una casa de un barrio residencial, lleno de viviendas de protección oficial (o el equivalente inglés). Pero los Sawney simplemente no encajan porque no quieren dejar sus formas pendencieras. Resultan una panda de vagos, ladrones y agitadores, sin el más mínimo sentido de la lealtad y, por supuesto, sin la educación más básica ni unos modales aceptables. Así que la entrada de esta familia en un barrio normal tiene el mismo efecto que cuando metes una manzana podrida en un cesto. Al final, todo se precipita hacia un desenlace normal aunque con un punto trágico que resulta coherente con la obra y bastante predecible para el lector.
En suma, Vivir como cerdos muestra una situación que se ha repetido cientos de veces y que continúa vigente hasta nuestros días. La confusión del libertinaje con libertad y el no saber respetar los límites de la convivencia solo generan un profundo malestar que convierte a ciudadanos normales y corrientes en una turba sin control que exige medidas para asegurar el status quo, aunque luego en los medios sensacionalistas sean estos ciudadanos los que son cuestionados. No obstante, Vivir como cerdos nos muestra la otra cara de la moneda, la de aquellos que piensan que están por encima de la ley y que tensan la cuerda con su deleznable comportamiento, hasta que les ahorca. Y es que es paradójico que la familia Sawney se ofenda cuando les insinúa que viven como cerdos, cuando en realidad son peores que los animales.