Resumen y sinopsis de Amanece en París de Paloma Sanz
«A mis ochenta y nueve años y después de haber atravesado el infierno de punta a punta y conocerme todos sus recovecos, recuerdo los agujeros negros de mi vida con cierta serenidad. He perdonado, pero no olvidado, y sé que recrearme en los tiempos pasados es un pasaporte a la locura. Si he conseguido vencer la batalla a la muerte, estando a un paso en demasiadas ocasiones de los hornos crematorios nazis, ha sido gracias a los milagros de la vida: a mi saludable sentido del humor, que nunca me abandonó, a mi buena salud física de joven cántabro y a un instinto muy desarrollado de supervivencia. Gracias a estos factores, ahora me puedo permitir rememorar el espanto que apareció en mi vida cuando tan solo tenía quince años; recordar los horrores vividos en el campo de exterminio de Mauthausen, aunque en determinadas situaciones se me quiebre la serenidad y me tiemble el pulso al evocarlos. Todos los españoles que pasamos por aquello somos los grandes olvidados, y nuestra historia merece ser contada. Mi vida, igual que la de mis compañeros, está tan agujereada como un queso gruyer; mi alma —erosionada por las barbaries de las dos guerras sufridas, por el terror padecido ante la muerte, que me rondaba atroz y cercana, y por los macabros crímenes nazis cometidos ante mis ojos— encontró un bálsamo que ya nunca la ha abandonado: mi idolatrada Niní, mi amor, mi compañera, mi amiga inseparable... Tal es nuestra unión que reconozco mis pensamientos en su mirada. Juntos hemos recorrido el gran camino de la vida y juntos seguimos y seguiremos para siempre.»Ramiro Santisteban
Tiene la apariencia de un relato de ficción, pero al final parece ser la biografía de un personaje real. De cualquier forma, se trata de un relato que despierta poco interés por lo manido del tema, la forma de escribir llena de tópicos, de frases hechas y por la falta de tensión narrativa. Además no me parece muy creíble porque transmite la impresión de que los carceleros de los campos de concentración fueron humanizándose con el tiempo, cuando está comprobado que sucedió todo lo contrario.