Resumen y sinopsis de Ni muerte ni derrota de César di Candia
Zelmar Michelini Guarch, hijo de un dentista de clase media, fue uno de los políticos más brillantes de los años que precedieron a la dictadura. Iniciado en las luchas estudiantiles como integrante del Centro de Estudiantes de Derecho y en las sindicales como funcionario del Banco Hipotecario, su enorme carisma personal, su vertiginosa capacidad oratoria y su excepcional inteligencia, hicieron que su compañero de Facultad de Derecho Jorge Batlle Ibáñez, lo presentara a su padre Luis Batlle, en ese momento Presidente de la República. De inmediato pasó a ser uno de los tantos jóvenes con condiciones, que don Luis prohijó y lanzó a las luchas partidarias. De inmediato accedió a la secretaría personal del presidente y en 1954, ingresó a la Cámara de Diputados en la cual, cuatro años más tarde, fue el primer titular de su grupo y jefe de bancada de la Lista 15. Pasado el año 1958, comenzaron sus desavenencias con Luis Batlle a cuyos errores adjudicaba la derrota del Partido Colorado y en 1961 formó su propio grupo. Luego de un acuerdo con una fracción desgajada de la Lista 14 a cuyo frente estaba Renán Rodríguez, juntos se presentaron a las elecciones del año siguiente con el número 99, logrando más de 70.000 adhesiones. En 1966, luego de fracasada su candidatura a la vicepresidencia de la República en la fórmula con el general Oscar Gestido y sin el apoyo de Renán Rodríguez, que no quiso votar una reforma presidencialista, volvió a acceder al senado, aunque con una merma notoria en sus votos. En 1971, fue uno de los principales gestores del Frente Amplio. Exiliado en Buenos Aires luego del golpe de estado, fue secuestrado y muerto en 1976 en una de las olas de sangre más aterradoras de nuestro tiempo. Sus asesinos materiales y los instigadores de ese crimen, siguen sin ser identificados.