Resumen y sinopsis de La escritura o la vida de Jorge Semprún
En un domingo de abril de 1945, Semprún, a los veintidós años, fue liberado del campo de concentración de Buchenwald por el III Ejército del general Patton. En otoño de aquel mismo año empezó a elaborar literalmente la monstruosa paradoja de haber vivido la muerte. Pero fue imposible. «Entiéndase», dice él en su discurso con motivo del Premio de la Paz (1994), «no era imposible escribir: habría sido imposible sobrevivir a la escritura. (…) Tenía que elegir entre la escritura y la vida, y opté por la vida.» La escritura o la vida es, pues, no sólo la memoria de la muerte, sino la de todas aquellas vivencias pasadas y presentes -vitales, sensoriales, afectivas, intelectuales y literarias- que, al revelarse, al abrirse sin restricciones a la conciencia del autor, emergen cargadas de la emoción del reencuentro consigo mismo y enriquecidas por la reflexión. Semprún habría podido contentarse con escribir un testimonio. Pero eligió el camino de la creación literaria.
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De los libros de Semprún que he leído hasta la fecha, este ha sido el que más me hizo entender la forma de encarar el genocidio nazi y sus experiencias personales luego de abandonar el campo de Buchenwald.
Comparto con él el hecho de que la información inmediata, desbocada y apabullante, tendería a generar bloqueo e incredulidad en la humanidad que las recibía. Y se corría el riesgo de generar cierta anestesia frente a tanto dolor y monstruosidad acometida.
Había que manejar los hechos de una forma contundente pero que no cegara. Y una forma fue, es y será, la escritura.
El mismo Jorge Semprún decía (con otras palabras) que la verdad absoluta sobre todo lo ocurrido en esos años oscuros del nazismo jamás podría ser contado o reconstruido históricamente en forma perfecta, pues toda comprensión o verdad esencial parte de experiencias y vivencias personales e intransferibles. Y que quizás solo a través de la escritura literaria podremos acercarnos un poco al sufrimiento vivido por los protagonistas.
Impresionante. Es un libro, salvando las distancias, comparable a "El hombre en busca de sentido" de Viktor Frankl. Muy bien escrito y narrado, con unas reflexiones sobre la libertad, el sentido de la vida y las ideologías verdaderamente magníficas, profundas y sinceras.
Jorge Senprún nos relata en “La escritura o la vida” (Fábula Tusquets) la monstruosa experiencia que vivió en el campo de concentración de Buchenwald cuando apenas había cumplido los veintidós años. Esa experiencia se enmarca y se parece a la de cualquier ciudadano recluido en uno de esos lugares espantosos en donde los alemanes hacinaban en unas condiciones lamentables a quienes habían luchado contra ellos a la luz o en la sombra de la resistencia. Sin embargo, la diferencia estriba en la propia personalidad del prisionero.
Semprún era un joven que en ese momento poseía ya una enorme vocación intelectual, y que se relacionaba a pesar de su juventud con lo más granado de los escritores y poetas franceses del momento. Es la historia, por tanto, de un intelectual encerrado, que solo posee para defenderse las armas de su inteligencia y de su sensibilidad, y que, en efecto, hace utilización de ellas para conseguir el milagro diario de la supervivencia, para ayudar a morir a otros, incluso para escapar metafóricamente de su encierro.
El libro, además, es la crónica de un regreso a un lugar del que en realidad nunca se había marchado. Muchos años después, el preso, como casi todos los demás, seguía escuchando en mitad de la noche las aterradoras voces de sus carceleros, oliendo el inconfundible olor de los hornos crematorios. A esos lugares regresa físicamente más de cuatro décadas después y la casualidad consigue que allí mismo, y en presencia de sus seres queridos, tome conciencia de uno de los aspectos que él desconocía por los que pudo salvar la vida en mitad de aquel dantesco espectáculo.
El texto -un poco novela, un poco crónica de unos hechos históricos, un poco reflexión sobre los propios mecanismos de la creación literaria-, es sencillamente fascinante. Los hechos contados –antes, durante y después del encarcelamiento-, son pocos en número, pero inmensos en profundidad. Hay en ese fondo una reflexión sobre la vida misma, sobre los límites de la existencia, sobre la dignidad humana. El autor utiliza procedimientos literarios que le permiten la digresión y el análisis sin menoscabo del interés argumental y del dramatismo esencial de la situación central que describe. El encierro es la muerte, y nos hay palabras para explicarla. No es posible escribir sobre la muerte, y, para conseguir aproximaciones hay que rodearla con las palabras y acercarnos despacio. Este libro es, en ese sentido, un rodeo para llegar a esa esencialidad deseada.
Eso hace Jorge Semprún en este libro extraordinario: contar una experiencia no ya solo inolvidable, por extrema y terrible, sino que imprime un carácter esencialmente inapelable al resto de cualquier vida vivible y vivida para quien la padeció.