La tímida Elizabeth Anne Fitzgerald se queda atónita cuando, en su primer baile de máscaras, Tyrell de Warenne le propone al oído una cita en el jardín a medianoche. Desde hace años, Lizzie adora en secreto a aquel lord inalcanzable. Finalmente, el destino da un vuelco sorprendente que le impide ir al encuentro de Tyrell, pero lo que Lizzie no puede prever entonces es que esa noche será sólo el comienzo…
Tyrell de Warenne no sale de su asombro cuando, dos años después, Lizzie llama a su puerta con un niño del que afirma es hijo suyo. Tyrell la recuerda bien… y sabe que no puede ser el padre del pequeño. ¿A qué está jugando aquella joven… y con qué propósito? ¿Es Elizabeth Anne Fitzgerald una mujer de mundo o la tierna ingenua que parece ser? Pese a todo, ni el escándalo, ni el engaño, ni el orgullo podrán frustrar un amor tan apasionado que nada puede negarlo.
Me ha encantado. Es una reminiscencia a la tradicional novela romántica victoriana que últimamente, con tantos autores nuevos que proliferan gracias al libro electrónico, se ha desvirtuado un poco.
Siendo un libro romántico hasta la médula, obviamente peca de personajes cliché, en particular Elizabeth, la protagonista, dulce, buena, sacrificada… pero de verdad no molesta, por el contrario, el argumento, escenas y diálogos están tan bien construidos y son tan emotivos que es imposible no tomarle cariño y empatizar con ella en todas las situaciones que debe enfrentar, derramando uno que otro lagrimón.
Ha pasado a engrosar mi lista de esas joyitas que se encuentran casi por casualidad.
Me ha encantado. Es una reminiscencia a la tradicional novela romántica victoriana que últimamente, con tantos autores nuevos que proliferan gracias al libro electrónico, se ha desvirtuado un poco.
Siendo un libro romántico hasta la médula, obviamente peca de personajes cliché, en particular Elizabeth, la protagonista, dulce, buena, sacrificada… pero de verdad no molesta, por el contrario, el argumento, escenas y diálogos están tan bien construidos y son tan emotivos que es imposible no tomarle cariño y empatizar con ella en todas las situaciones que debe enfrentar, derramando uno que otro lagrimón.
Ha pasado a engrosar mi lista de esas joyitas que se encuentran casi por casualidad.