Resumen y sinopsis de Diez maneras diferentes de ser Laura de Rebeca Rus
Laura es una joven madrileña, tímida y acomplejada, que sobrevive como puede gracias a contratos basura y trabajos temporales. Además, tiene ciertos problemas para hacer amigos, así que emplea su extraordinaria imaginación para crear vidas paralelas. Los verdaderos problemas comienzan cuando la contratan en una importante agencia de publicidad: el trabajo le encanta... pero no tiene ni idea de cómo hacerlo. Es lo que tiene incluir alguna mentirijilla en el currículum... Por si esto fuera poco, ¡hasta las fantasías en las que se refugia comienzan a salirle mal! ¿Y qué hará si tiene que dejar de ver a ese espectacular compañero por el que se ha colgado? ¿Conseguirá conservar el trabajo? ¿Será capaz de enfrentarse al mundo real y salir airosa del mayor embrollo de su vida?
Ha participado en esta ficha: kerazesa
Perteneciente a una de las ramas más aburridas del chick-lit, Diez maneras diferentes de ser Laura es un despropósito a caballo entre novela rosa, manual estúpido de autoayuda y delirios de una neurótica grave que intentan hacernos pasar como accesos de imaginación desbordante. Así que leerlo constituye todo un reto para una mente equilibrada y normal que jamás termina de comprender por qué se la está sometiendo a semejante tortura.
Rebeca Rus firma la autoría de este esperpento literario. Ni que decir tiene que Rus es una de esas escritoras que no dejan de asombrar por su nefasta calidad literaria y que, pese a ello, consiguen publicar y vender (en ocasiones muy bien) sus libros. Hablando claro, como escritora Rus es un absoluto desastre. Su estilo de escritura es simplón, burdo y ejecutado sin ninguna gracia. Cuenta con una prosa insufriblemente lenta y con un desarrollo horrible, un lenguaje funcional y unas descripciones a cual más penosa. Pero he dejado lo peor para el final. Y es que lo más espantoso de todo son sus personajes. En especial, Laura, la protagonista de este horror, una joven miserable con menos carisma que una alpargata, que sufre una de las transformaciones menos creíbles de la historia de la literatura. Pero esto no te coge desprevenido si tenemos en cuenta la galería de terribles personajes que van desfilando, todos ellos construidos de manera nefasta, sin personalidad o atractivo.
El título de esta novela lleva a engaño. Y es que diez maneras diferentes de ser Laura suena a protagonista dinámica (llamada Laura, naturalmente) capaz de reinventarse y adaptarse a cualquier ambiente. Nada más lejos de la realidad. Este libro nos habla de una de las mujeres más estúpidas e irritantes que hayan protagonizado novela alguna. Y es que en esencia, estamos ante una historia de esas que son tan creíbles como los viajes en el tiempo y los diálogos con unicornios en el jardín a la hora del té. Pero juzgad vosotros mismos. Laura es una veinteañera casi sin estudios, que sobrevive a base de encadenar trabajos basura. Su último curro es de contable en una empresa de jabones y vaselinas. Y la acaban de echar para meter a un heavy palurdo hijo/primo/sobrino/etc., de alguien con influencias. Desesperada acude a su amiga Valentina, directora de una ETT que le consigue un trabajo maravilloso en una agencia de publicidad. Todo sería perfecto si no fuera porque ha mentido descaradamente en su currículum y ahora Laura está en un lío monumental que tiene que ver con conseguir uno de los proyectos de publicidad más importantes de la agencia. Y a partir de aquí la novela empieza a delirar. Así que lo que intenta ser divertido se convierte en algo patético e inverosímil, lleno de situaciones estúpidas, fantasías pesadas donde Laura es el personaje principal y aburre hasta las ovejas y la historia de amor más irreal del universo. Y eso que lo mejor es el final. Como en esta clase de libros, todo se soluciona antes de la palabra “fin”. Así que el desenlace es una mezcla de algodón de azúcar que pese a que lo hueles sabes que jamás lo podrás probar porque simplemente no existe. Es decir, algo aburrido, tedioso y poco menos que imposible.
En suma, huid lo más rápido que podáis. Diez maneras diferentes de ser Laura lo único que nos muestra es como ser idiota acaba trastornándote la cabeza hasta el punto de que tomas las peores decisiones posibles. Y en la realidad, a diferencia de la ficción, esto suele conducir al desastre. ¡¡¡Que no os engañen!!! Solo hay una manera de ser como Laura. Y no creo que haya nadie en este planeta al que le guste.