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Carlos Cano. A la luz de sus cantares

Diego de los Santos
Carlos Cano. A la luz de sus cantares

Resumen y sinopsis de Carlos Cano. A la luz de sus cantares de Diego de los Santos

Constituye una incitación a la lectura de su poesía. La amistad entre el autor y el protagonista de este libro, mantenida durante veinticinco años, precisamente durante los que transcurre toda su producción poética y discográfica, desde 1975 al 2000, es el mejor aval para justificar el esfuerzo realizado. Se nos aparece un Carlos Cano mestizo, andalucista, comprometido socialmente, intelectual moderno, existencial, poeta y persona con todas sus circunstancias. Y el autor nos lo muestra desde las entrañas del propio artista, desde sus creaciones, con un repaso pormenorizado de su cancionero y sus trabajos poético y discográfi co. En definitiva, un artista tan propio como universal. Diego de los Santos destaca el legado hispano-andaluz e ibero-americano, como diría Américo Castro, que Carlos Cano supo extraer de su pueblo y sus gentes para regalarnos una muestra de emoción arropada con sangre y temblor. Sin duda, no se puede obviar su papel destacado en el afianzamiento de la identidad del pueblo andaluz durante los últimos treinta años, donde emerge la figura de Carlos Cano de manera inequívoca, precisamente cuando la transición autonómica lo requería y en el momento en que Andalucía lo necesitaba para su propia reafirmación. Por ello es difícil aceptar que tras la muerte de Carlos, la presencia de su legado creativo disminuya en este sentido. A lo largo y ancho de toda su obra creativa y de toda su aportación personal y humana, Andalucía y sus gentes con sus dolores y alegrías, sus aciertos y contradicciones, constituyen la raíz de su propia inspiración y conocimiento. En este libro, que no pretende sobredimensionar la figura de Carlos Cano, se afima que en la crisis histórica que le tocó vivir, sabe descubrir y desvelar, como ningún otro, los elementos básicos de una cultura, utilizando un lenguaje y una fonética como rasgos claros de pertenencia a una comunidad cultural tan específica como universal. Todo ello, desde una ética y estética personalísima que le permite dignificar de forma universal buena parte de la simbología cultural hispano-andaluza, marginada en un largo proceso de deterioro por intereses torcidos de propios y extraños.