Resumen y sinopsis de El tercer ojo de Lobsang Rampa
«Soy tibetano, uno de los pocos que han llegado a este extraño mundo occidental», ha escrito Lobsang Rampa. «Me aseguran que algunas de mis afirmaciones es posible que no sean creídas. El Tibet es un país desconocido para el resto del mundo.». La obra de Lobsang Rampa ha dado la vuelta al mundo con éxito extraordinario. Hasta que, por asombro de todos, llegó la noticia sensacional: el hijo de un fontanero inglés reclamaba la paternidad del original. Sin embargo, después de las más fantásticas suposiciones, sigue en pie una hipótesis mucho más verosímil: su autor era un auténtico lama huido del Tíbet ante la invasión comunista que usaba seudónimo ante el temor de posibles represalias hacia él o sus amigos.
Leí este libro en plena adolescencia,y me gustó muchísimo. Aún hoy, después de tantos años recuerdo con agrado los buenos ratos que pasé leyéndolo.
De la misma forma que me hizo sentir Cien años de Soledad, pienso que este libro es una buena forma de situarnos en un realismo mágico más orientado hacia la espiritualidad. Todos podemos sacar nuestra propia conclusión de las enseñanzas que en el se exponen.
Con 20 años, dibujó en mí un mundo de fantasía al que me agarraba en mi día a día. Me creí todo lo que contaba y ni siquiera me desilusioné cuando me enteré de que podía no ser cierta la historia, que el monje no era en realidad el autor, sino un personaje ficticio. Durante años me obsesioné con lo que había leído e incluso traté de hacer un viaje astral (yo era muy fácil de deslumbrar). Pero creo que pocos libros han dejado en mí tanta huella.
Presentada como la supuesta autobiografía de su autor pienso que la fuerza del texto reside en la pretensión de creencia de esta como tal, ya que al demostrarse como falsa, el interés por los temas tratados pierde peso. Aún así es innegable el conocimiento sobre el mundo del Tibet de su autor, haya llegado por los medios que haya llegado (él llega hablar de una posesión al demostrarse la falta de veracidad de los hechos). Por todo ello el interés de la obra es latente.
Aunque en la cabecera de la página pone que el año de publicación es 2003, el libro se publicó en 1956 en Londres. La historia es muy buena. Yo lo leí con fruición desde la primera página hasta la última. Es entretenido, apasionante. Cuando lo leí, todavía pensaba que lo había escrito un verdadero monje tibetano, y me pareció una lección magistral. Después me enteré que de monje nada, y entonces me pareció que tenía mucha imaginación. Al principio parece algo pesado, pero en cuanto uno se mete en la historia y comienza a ver al niño como un compañero de viaje que le va a contar una historia entretenida, cuando ya está aprendiendo a ser un monje, se comienza a disfrutar mucho, porque lo cuenta de una forma muy entretenida. Me gustó. Yo lo recomiendo, aunque hay que tener un poco de paciencia, pues es una historia...peculiar.