Resumen y sinopsis de Plataforma de Michel Houellebecq
Michel, parisino, funcionario, cuarentón, apocado y apático, incapaz de experimentar ninguna emoción, parte de vacaciones a Tailandia para olvidarse de todo y sumergirse en un paraíso de placer en el oasis del turismo sexual. Allí conoce a Valérie, directiva de 'Nouvelles Frontières' y con ella decide crear una red mundial de colonias turísticas en las que el sexo se practique libremente, los deseos estén en venta y la prostitución sea legal. Pero tras el éxito inicial la tragedia se precipita, motivada por integristas de toda laya... Una novela que ha conmocionado a Francia por su provocadora visión del cinismo erótico de la sociedad de consumo.
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El campo de batalla ha proseguido su imparable ampliación con el cambio de milenio. El sexo es también un producto en venta, los países tercermundistas se convierten en enormes burdeles, paraíso soñado de quienes huyen de una sociedad moderna en proceso de colapso y que buscan paliar su infelicidad. Siempre habrá quien sepa sacar partido de la situación, y en este caso, son las empresas dedicadas a diseñar rutas para el cómodo uso del "aventurero" occidental y pequeñoburgués las que, enredadas en una competencia despiadada, expresan perfectamente la lógica de este mercado ero-turístico que busca satisfacer una demanda, y por ende, la del capitalismo global.
Lo que siente nuestro abúlico amigo funcionario es peor que el odio, es indiferencia; anestesiado, deprimido, hasta que sucede lo imposible… conoce el amor durante un viaje a Tailandia. Se "amplía" además, mediante diversos apuntes económicos, históricos, testimoniales, y cómo no, con notas de un humor negro y esperpéntico, esa fría voz houllebecquiana que expresa sin tapujos lo que piensa, de lo más reprobable y cuestionable en sus argumentaciones; una de tantas alimañas, en el fondo, que participan de la decadencia que diagnostica, traída por el progreso… pero que, sin embargo, se hace difícil de soslayar, portadora como es de amargas verdades: matrimonios incomunicados que nunca se han querido realmente, familias sin amor, éxito profesional sin objeto, consumismo absurdo, lenta degradación urbana a causa de la delincuencia...
Las conclusiones no pueden ser más pesimistas, el ser humano se encamina a la ruina, a una forma de existir sin esperanzas si no hay amor en ella, donde los instantes de felicidad son sueños fugaces. Esa felicidad para el narrador está muy ligada a una sexualidad en cuya descripción minuciosa se recrea ampliamente, hasta el punto de lo pornográfico; quizá le concede una importancia desmesurada, pero es destacable la naturalidad extrema con que la afronta, como parte más de la vida, auténtico foco de la preocupación del autor, por cómo gira todo a su alrededor y se articula con el dinero. Pero la sexualidad que reivindica siempre entraña algo más, es amor y es la búsqueda del disfrute en uno mismo y en el otro, lo que realmente conecta a la gente y les rescata del individualismo, todo lo contrario al mero producto intercambiable, basado en un deseo falso, publicitario, insatisfactorio, que tiende al aislamiento y a las expectativas frustradas.
La de Houellebecq es pese a todo una afirmación vital y del deseo común a nuestra especie, tanto masculino como femenino, un tanto ingenua, contraria al puritanismo, al fanatismo y a la hipocresía de cualquier índole, que la niega y se alía a conveniencia; se trate de nuestra moral biempensante, se trate de una religión islámica que sale, esta sí, muy malparada, sin ser lo único contra lo que se arremete, pues tampoco se libra el polo opuesto al libre mercado que supone la revolución cubana, el desencanto de un país que ha caído, como tantos otros, en las garras del turismo sexual.
La actitud ambivalente hacia este sexo de pago en ambientes exóticos viene a ser otro ingrediente más para la polémica, si no el mayor de ellos; parece decirse que no es sino un placer sencillo y libre de las jerarquías socioeconómicas invisibles que caracterizan las relaciones íntimas de los europeos; difícil tragarse esto, teniendo en cuenta la absoluta jerarquía que en sí misma constituye la prostitución... a no ser que nos lo tomemos como gran chiste, como muestra de lo penoso en el fondo de quienes tienen que irse al sudeste asiático o al Caribe en busca de carne fresca. Desdeñosa la visión del arte contemporáneo y directamente negativa la de las prácticas sadomasoquistas, que son aquí el signo terminal de lo enfermos que estamos, hasta el punto de perseguir el dolor a falta de nada mejor, a falta de la sensación real y desinteresada. En cambio, es positiva la del intercambio de parejas y el enrollarse con desconocidos… como si esto sólo fuese otra fuente de goce en caso de haber confianza real, vínculos reales.
Las mujeres, a ojos del protagonista, aparecen fuertemente sexualizadas, víctimas de la tiranía de la edad, pero es difícil decir que el personaje femenino principal sea débil, negativo o cosificado; por el contrario, sería un modelo de mujer fuerte, deseada pero también deseante, sin coartadas. Y sin importar, desde el momento en que se relativiza lo material, que sea ella quien lleve los pantalones en cuestiones salariales y de prestigio profesional.
Una crítica brutal a muchos de los ideales occidentales sin perder una pizca de interés. El tema central es el turismo sexual, el terrorismo islamista y las formas de vida del mundo moderno. Quizá se pase con las escenas sexuales demasiado explícitas y frecuentes.
Muy buena, una gran crítica no solo al turismo sexual sino a todo lo que aparece en la novela: la política y políticos franceses, las profesiones, las nacionalidades y el Islam.Todo a base de carcajadas. Es una novela que invita a reflexionar sobre nuestras sociedades occidentales.
El tema tratado es controvertido y por eso el protagonista no despierta muchas simpatías.
El libro es ligero y con partes muy diferencias cuando el protagonista viaja o cuando está en Francia.
Reflexiones filosóficas interesantes y toques de humor.
Un novela muy despareja. Un buen comienzo que después se transforma en una mezcla de explicaciones sobre estrategias turísticas con intercaladas secuencias de sexo variado. Hay un solo personaje interesante que no es quien lleva adelante el peso de la historia y que podría haber sido mejor aprovechado. El autor se siente en su salsa en temas sexuales, no tan cómodo para sostener el interés del relato y menos aún para redondearlo adecuadamente.
Estupenda novela que describe muy bien el turismo sexual en Tailandia. Más que correcta obra. Muy entretenida e interesante.
Muy buena novela. Realmente te transporta a Tailandia, Cuba, Francia y todos los lugares citados. Tiene un alto componente sexual, para nada gratuito y muy bien narrado. No es una novela que aborda únicamente el turismo sexual, sino muchas aristas más como la ambición, el éxito, las inseguridades, el asco y la desazón, el nihilismo, etc.
Recomendada 100%.
Con un lenguaje directo Houellebecq se convierte en uno de mis escritores de cabezera. No es el mejor de sus libros, pero es un placer leerlo, invita a reflexionar.
Las primeras 60 páginas me encantaron. La historia me parecía interesante, ágil y divertida, pero luego cayó en una larga fase de aburrimiento y estuve a punto de dejarlo. Me alegro de haber continuado porque ha merecido la pena. Houellebecq tenía algo que contar y lo ha contado con habilidad. Uno puede llegar a sentir antipatía por él, pero es sin duda un gran escritor.
Houellebecq va a fuego, contra todas las convenciones. Su escritura es hipnótica, pero le sobra tremendismo. ¿Funcionaría la fórmula sin tanta carga sexual? Posiblemente no. El relato es cínico, agresivo y ardiente, pero también es un fiel reflejo de nuestros errores y vergüenzas. Merece la pena. Absténganse soñadores y puritanos.