Resumen y sinopsis de Ojos que no ven de José Ángel González Sainz
Cuando la vieja imprenta local en la que Felipe Díaz Carrión llevaba media vida quebró, él se quedó sin trabajo y sin posibilidades de conseguirlo. Las nuevas tecnologías habían vuelto inútiles todos sus saberes, y la huerta sólo daba para comer. Era la época en que los jóvenes, y los que ya no lo eran tanto, emigraban a las grandes ciudades, a las industriosas poblaciones del norte. Su hijo tenía nueve años, y no había día, o noche, en que Asun, su mujer, no le pidiera a Felipe que se marcharan a aquellos territorios que parecían tener el monopolio del futuro. Y cerraron la casa y se fueron al norte. Felipe trabajó primero en la construcción, y después en una fábrica de productos químicos. Tuvieron otro hijo, se compraron otra casa, y pasó el tiempo, y la vida los cambió. Porque algunos de los miembros de la familia –el hijo mayor y Asun, que quizá no soportaban ser para siempre los oAtros, los que tienen un nombre que los diferencia, los maquetos o charnegos, o comoquiera que los llamen los legítimos del lugar– no pudieron sino sucumbir a las fascinaciones del discurso de los nuevos amos, a las obsesiones de identidad y afirmación. Y éstas son algunas de las líneas del mapa del territorio de esta hermosísima novela, de esta fábula crepuscular y rabiosa, contemporánea y ferozmente sabia, donde se anudan con mano maestra pasado y presente, la historia de tres generaciones. Que nos habla de un mundo, de una manera de estar en él, de una ética y una estética; que pone el dedo en una de las llagas de nuestra historia reciente, los dramas de la emigración interna, tan interesadamente ignorada, y en la tragedia de un país al que «no le ha bastado como proyecto común la aspiración a un sistema de progresiva excelencia en la civilidad, la educación y la justicia». Una novela que, también, como es habitual en la poderosa, imprescindible narrativa de González Sainz, es una meditación sobre las palabras y los sentidos que con ellas atribuimos o
Magistral en la forma y soberbio en el fondo. Un dominio asombroso de la lengua y un desarrollo de la trama que deja sin aliento. Debería ser de obligada lectura. Un placer en mayúsculas.
Egunon: vivo en Euskalherria de toda mi vida y de la de mis antepasados, efectivamente se que hay gente que ha de vivir con guardaespaldas, pero puede, que no creo, que alguna vez se haya dado algún caso parecido al que el autor nos relata:¿amenazas en la escuela por el propio profesor?..., por favor, esto no es la mafia calabresa. Que sepáis que la gente que vive reprimida y sin poder expresar sus ideas es normalmente la izquierda abertzale, somos los que siempre nos tenemos que callar, aunque os cueste creerlo, que gracias a los medios de comunicación se le tacha a toda ella solo por esto de asesinos y... . Os diré y eso es demostrable que euskalherria es uno de los sitios donde mejor calidad de vida hay, y eso demuestra que esa persecución barata aquí no existe. Puede haber enfrentamientos o calentones entre unos y otros, normal, pero no más fuertes que los que puedan suceder a cuenta del fútbol, ni de lejos.
un saludo y venir a vernos o a vivir con nosotros que estamos muy bien aquí, o mejor si vais a venir con esas ideas preconcebidas y que se venden por ahí para tapar otros problemas que tiene España, mejor no vengáis, ya que a nosotros nos gusta vivir en el respeto, pero hacia nosotros también, que no somos escoria, somos personas, y bastante educadas en general.