Resumen y sinopsis de Una noche con Sabrina Love de Pedro Mairal
Daniel Montero tiene diecisiete años y un rito nocturno: mirar el programa de la porno star del momento. Por eso, cuando gana el sorteo para pasar una noche con Sabrina Love siente que ha tocado el cielo con las manos. Sabrina lo espera en el Keops, un hotel de Buenos Aires, y Daniel inicia su travesía hacia la Capital abrumado por mil dudas y temores, porque la realidad de la pantalla puede no coincidir con la verdadera realidad.
Descubrí a Pedro Mairal con ‘La uruguaya’, y buena prueba de lo mucho que me gustó es que en mi siguiente visita a una librería busqué algo más suyo que pudiera leer. Me llevé esta breve novela escrita hace ya muchos años, en 1998, y que le dio a conocer.
Y así, he podido acompañar durante 140 páginas, y muchos más kilómetros, al imberbe Daniel en su viaje desde las profundidades provincianas de Curuguazú hasta la jungla de Buenos Aires. Y todo ello para recoger un premio que hoy sería difícil siquiera de novelar: una noche de sexo con una estrella porno.
‘Una noche con Sabrina Love’ no me ha llegado tanto como ‘La uruguaya’, pero va de menos a más, y el último tercio ha vuelto a dejarme un estupendo sabor de boca. Me llevaré otro Mairal en mi próximo aprovisionamiento literario…
Como “La uruguaya”, es la historia de un hombre y su bragueta, algo muy tonto en apariencia, pero que explora cuestiones de mucho mayor calado y lo hace sin pretensiones. Las eróticas aventuras de un adolescente cualquiera de provincias que emprende un arriesgado viaje a Buenos Aires para conocer a su estrella porno preferida y pasar una noche ardiente con ella, gracias a un concurso que ha ganado. Si logrará o no consumar su hazaña sexual es algo que forma parte de la intriga, pero el desenlace mejor o peor de su odisea no importa tanto como el precario recorrido que tendrá que afrontar a través de carreteras, campos, un río desbordado... y por último, una ciudad desconocida, tan excitante en sus posibilidades como peligrosa. O sus encuentros con gente de toda índole, hostil o favorable a su objetivo.
Todo ello le servirá para aprender lo que es vivir, para darse cuenta que nada es lo que parece tras la fantasía catódica que se ha construido en su cabeza para esquivar su triste y mísera existencia de pueblerino, que incluye trabajo precario, ausencia de futuro, una rutina invariable. Le servirá para descubrir el sexo, pero también el primer amor, algo más complicado, que surge a partir del acercamiento temeroso entre las dos partes. Saldrá herido de su experiencia, pero con una herida que le hará más fuerte y maduro, le abrirá las puertas del mundo adulto, como en un despertar repentino después de una ceguera de los sentidos en cuya oscuridad ha permanecido hasta entonces. El eros y la muerte, el cementerio público junto al hotel privado para parejas, funcionan como metáfora de todo lo bueno y de lo malo, la traumática pérdida de los seres queridos frente a un porvenir optimista, luminoso, que todavía aguarda… y aquí tenemos ese vitalismo característico de Mairal, la vida misma en todo su esplendor, con sus ilusiones y sinsabores.
El acercamiento a los miedos, a la inocencia de un muchacho inexperto, está lleno de ternura y es también la aproximación al machismo galopante de una sociedad, a los rituales de la masculinidad incipiente, la atracción fascinada y tantas veces conflictiva hacia las mujeres, esas grandes desconocidas, que pervive inextinguible en varones de toda edad y condición. Argentina, país de desigualdades flagrantes, se alza en un caótico universo rural de infraestructuras defectuosas, donde conducir puede conllevar un riesgo mortal y la picaresca es imprescindible para lograr lo que uno quiere. Por otra parte está el ambiente urbano, de universitarios modernos a quienes separa un abismo en cuanto a mentalidad, escondidos a menudo bajo las apariencias. O el pretendido glamour de la industria pornográfica, su mercantilización del deseo, la violencia y el hastío entre sus miembros.
Se mezcla el realismo con cierta maravilla: encuentros casuales, supersticiones populares, profecías, gestos y objetos, como una piedra, que se cargan de significado, o unos disfraces que sacan a la luz la personalidad de quien los lleva. Ficciones, como las televisivas, que se reajustan y cobran sentido en la cabeza de cada cual. Desconfianza hacia los militares, y el hallazgo de aliados entre los que parecen enemigos. Lo cómico, en definitiva, como el ingrediente fundamental de la peripecia, que enriquece y da nuevas perspectivas a la dura realidad. Y por último pero no menos importante, el dominio del lenguaje, el estilo con que el autor recoge toda índole de colores y de imágenes, que con sus descripciones, su modo de enumerar, que nos mete de lleno en esos lugares, conversaciones, en todo ese ruido, captando los detalles más nimios, el alma de las cosas, adoptando por instantes una proximidad a lo soñado o a un estado de embriaguez.
Novela fresca, ágil y original. Más allá de la historia del personaje y el inesperado premio que recibe, destacaría el retrato y las reflexiones de este adolescente argentino que se adentra en el complejo mundo de los adultos.
Libro muy bien escrito, galardonado con el Premio Clarín 1998 que relata la pasión de un chico de 17 años por una actriz del porno. Y como este chico ganará un Concurso para pasar toda una noche con la actriz para lo cual viajará a la capital y conocerá el lado oscuro de las cosas, la triste realidad.
Muy bien escrito, jocoso y crudo, hiperrealista. La película que se hizo en 2000, dirigida por Alejandro Agresti, es también muy buena y se puede visualizar completa gracias a la fabulosa videoteca de YouTube.