Resumen y sinopsis de La trágica historia del Doctor Fausto de Christopher Marlowe
¿Qué es exactamente el Doctor Fausto de Marlowe? Muy a su pesar, un eslabón determinante en la cadena de reelaboraciones de una leyenda que se extiende desde Simón el Mago hasta Adrian Leverkühn, el músico de Thomas Mann, y que encontró en el Fausto de Goethe, directamente inspirado en el de Marlowe, su expresión más duradera.
Pero el Doctor Fausto es mucho más. Es y no es una hábil dramatización de una novela picaresca alemana, una tragedia protestante, un drama de la curiosidad renacentista, un auto alegórico, una farsa cómica, un dispositivo de espectáculos dramáticos, una alegoría de la peste que asolaba Londres, un exemplum del individualismo humanista.
Y es también un texto problemático, posiblemente escrito a cuatro manos, mutilado por censores puritanos, ampliado por mercenarios, maltratado por compañías, productores, actores. En una época en la que el concepto mismo de autor comienza a emerger en el campo literario, el Doctor Fausto escenifica, entre otras cosas, las contradicciones de un sujeto que busca decir «yo» en un horizonte de sometimiento infernal a diversas instituciones, mercantiles, nobiliarias y eclesiásticas.
El pacto diabólico tematiza la magia misma del lenguaje poético empleado, capaz de sugerir alteridad y conjurar extrañeza.
Buena obra de un olvidado o eclipsado ante la figura de Shakespeare.
Dos veces he intentado leer "Fausto" de Goethe; la segunda vez me compelió a buscar otro modo para conseguirlo en un futuro próximo. Decidí irme hacia atrás y encontré este libro. Es mejor regresar a las fuentes para entender las reproducciones y las modificaciones de la figura del mago Fausto. Para mi suerte, la versión que leí venía prologada por Víctor Hugo, lo cual me permitió meterme de lleno a la lectura.
El libro se lee rápidamente y resulta una lectura deliciosa, salvo por algunos diálogos demasiado largos, un mal común en las obras dramáticas. Hay escenas donde a mi parecer se pasa a escenarios imprevistos que cortan la historia. En otras el tiempo se acelera y no parece tener homogeneidad temporal; parece que el reloj se aceleró; veinticuatro años de Fausto se sucedieron en veinte páginas, pero la venta de su alma y su primera convivencia con Mefistófeles tuvo la misma longitud. Es claro que esto se debió a la insipiencia del género teatral en la Inglaterra de aquel entonces; sin embargo no es una molestia grave que impida la lectura.
Espero, después de esta provechosa lectura, leer de una vez por todas "Fausto" en la versión de Goethe.