Resumen y sinopsis de Retrato de un hombre inmaduro de Luis Landero
En la habitación de un hospital, y en el curso de la que muy probablemente sea su última noche en este mundo, un hombre de unos 65 años le cuenta a alguien, y también a sí mismo, la historia de su vida. Dejándose llevar por el azar de la memoria y la fluidez de su propio relato, va y viene en el tiempo, rescatando, con no poco humor, las pequeñas y más significativas aventuras que vivió y que vio vivir. Porque a este hombre le ha gustado mirar siempre el espectáculo del mundo tanto o más que participar en él. Pero, como todos, conoció el amor, el sabor agridulce de la libertad, el poder, el horror, la belleza, la amistad, el absurdo, la doble conciencia y, en fin, todos los ingredientes de que está hecha la vida. Y no sólo cuenta, sino que al hilo de cada episodio busca algún sentido al viejo misterio de vivir, ahora que no hay tiempo ya de engañarse ni de rectificar. Como quien manipula las piezas para formar un puzzle, se enlazan el rápido curso vital y los remansos reflexivos, el bullir inagotable de personajes y peripecias casi siempre cómicas o kafkianas, para trazar el perfil de un hombre sesudo y a la vez infantil, responsable y a la vez arbitrario, bueno a la vez que inmoral: un retrato del hombre contemporáneo.
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Como plantea en su reflexión final, me ha resultado una historia trivial e insípida. Recopilación de anécdotas y pasajes de la vida del personaje que no acaban de despertar un mínimo interés. En cuanto a la forma reconozco el indudable mérito del autor, que demuestra un sublime manejo del castellano.
Landero vuelve a su tema preferido: el de un hombre inmaduro en edad madura. Esta vez no seguimos las andanzas y fantasías de un soñador irredimido, sino que asistimos a un monólogo en una clínica. El protagonista, que afronta muerte, relata a su compañero de habitación lo que ha sido su vida, las enseñanzas que él ha ido extrayendo y sus sueños incumplidos.
Una cierta ironía, situaciones patéticas a lo Bryce Echenique y un lenguaje a veces florido salvan esta novela, en la que el autor se gusta demasiado a sí mismo.
Como quien manipula las piezas para formar un puzzle, se enlazan el rápido curso vital y los remansos reflexivos, el bullir inagotable de personajes y peripecias casi siempre cómicas o kafkianas, para trazar el perfil de un hombre sesudo y a la vez infantil, responsable y a la vez arbitrario, bueno a la vez que inmoral: un retrato del hombre contemporáneo.
El protagonista nos cuenta su vida a través de las vivencias de otros personajes. Son anécdotas curiosas propias del bestiario de este autor. Se lee de un tirón a pesar de no tener un hilo conductor como tal.
Un libro muy reflexivo, que hace pensar y plantearte cosas que hacemos y vivimos sin pensar.
Una reflexión maravillosa sobre la vida. Un libro humorístico y filosófico a través de una biografía. Mezcla realismo y absurdo, tragedia y comedia...en fin, la vida misma.
Un sorprendente dominio de las palabras y las metáforas, con un retrato sincero del mundo interior del protagonista, convierten este libro en una obra maestra (desde mi punto de vista) que también acaricia el tema del humor.