Curiosa y original, El martirio del obeso, es una novela delirante que muestra la percepción que un hombre obeso tiene de la sociedad en general. Destilando ironía y sarcasmo, nuestro protagonista va explicando lo que supone su condición física y como es enfrentarse con el resto del mundo que lo mira de forma divertida o algo grotesco digno de lástima.
No conocía a Henri Béraud, autor de esta portentosa obra, ganadora del prestigioso premio Goncourt en 1922. Y es que Beráud es un gran escritor, con un estilo complejo y elegante gracias a una prosa rítmica y depurada, un lenguaje enrevesado aunque con gran lirismo y unas descripciones básicas en su mayoría. Pero uno de los mejores aciertos de la novela es su protagonista, un hombre en la treintena obeso del que desconocemos muchas cosas. Sin embargo, es un personaje tan bien construido que con los pocos datos de los que disponemos podemos hacernos una idea muy completa de la psicología, cultura y vivencias del mismo.
No diría que El martirio del obeso tiene una historia muy elaborada detrás. Su mejor baza es la sencillez y claridad en la trama. En principio nos encontramos el personaje principal del que conocemos pocas cosas más allá de que pesa, la nada desdeñable cifra de 100 kg y que vive (o vivía) en París. También sabemos que se encuentra ahora mismo en una ciudad de Francia y que ha llegado después de un largo periplo acompañando a la mujer de un amigo de la infancia que, al ser engañada repetidas veces por éste, decide abandonarle, casi obligando a nuestro orondo protagonista a seguirla por todo el mundo, mientras lucha por lo que siente por ella e intenta controlar las circunstancias de su vida. Toda la historia la narra nuestro protagonista a un parroquiano de un bar famoso del lugar, a través del cual no solo nos va desvelando la trama antes descrita, también una serie de lúcidas e ingeniosas reflexiones sobre lo que supone ser gordo en un mundo donde la delgadez domina muchos de los aspectos de la vida social. Así que nuestro “querido gordo” nos presenta una serie de situaciones, más o menos humorísticas, que abarcan desde las dificultades para adelgazar, las comilonas de la asociación a la que pertenece, el papel divertido y bufonesco que parecen adjudicarle a nuestro amigo solo por ser obeso, o las inseguridades y rechazos a las que se ve sometido en el terreno afectivo. Todo ello narrado con gran maestría, impecable lucidez y una enorme ironía. Pero el autor exhibe una crueldad, a veces desproporcionada e impropia, que nos sirve para darnos cuenta de lo que supone vivir al margen de la sociedad. Algo que, desgraciadamente, sigue produciéndose en la actualidad. Y luego está el final que me desagradó por completo. El desenlace resulta muy abrupto y decepcionante. Y lo que precipita todo es la inseguridad y la falta de autoestima de nuestro protagonista. Algo de lo que, dado el tono pretendidamente humorístico del relato, no siempre hemos tenido en cuenta.
En suma, El martirio del obeso, es una obra brutal en su concepción que solo ha podido ser confeccionada por alguien que ha sufrido el rechazo en su propia vida durante mucho tiempo. El propio Béraud decía en la dedicatoria que . Pero, dudo a horrores que a alguien con un mínimo de sensibilidad le pueda parecer gracioso algo de lo que aquí se describe. Y es que nuestro protagonista se asemeja más a la figura del payaso triste que a la de un bufón inteligente. Detrás del sarcasmo queda un poso de amargura muy grande, disfrazado de chanza que nos hace darnos cuenta de que el verdadero martirio de un obeso no se puede describir con palabras; hay que vivirlo para conocerlo.
Curiosa y original, El martirio del obeso, es una novela delirante que muestra la percepción que un hombre obeso tiene de la sociedad en general. Destilando ironía y sarcasmo, nuestro protagonista va explicando lo que supone su condición física y como es enfrentarse con el resto del mundo que lo mira de forma divertida o algo grotesco digno de lástima.
No conocía a Henri Béraud, autor de esta portentosa obra, ganadora del prestigioso premio Goncourt en 1922. Y es que Beráud es un gran escritor, con un estilo complejo y elegante gracias a una prosa rítmica y depurada, un lenguaje enrevesado aunque con gran lirismo y unas descripciones básicas en su mayoría. Pero uno de los mejores aciertos de la novela es su protagonista, un hombre en la treintena obeso del que desconocemos muchas cosas. Sin embargo, es un personaje tan bien construido que con los pocos datos de los que disponemos podemos hacernos una idea muy completa de la psicología, cultura y vivencias del mismo.
No diría que El martirio del obeso tiene una historia muy elaborada detrás. Su mejor baza es la sencillez y claridad en la trama. En principio nos encontramos el personaje principal del que conocemos pocas cosas más allá de que pesa, la nada desdeñable cifra de 100 kg y que vive (o vivía) en París. También sabemos que se encuentra ahora mismo en una ciudad de Francia y que ha llegado después de un largo periplo acompañando a la mujer de un amigo de la infancia que, al ser engañada repetidas veces por éste, decide abandonarle, casi obligando a nuestro orondo protagonista a seguirla por todo el mundo, mientras lucha por lo que siente por ella e intenta controlar las circunstancias de su vida. Toda la historia la narra nuestro protagonista a un parroquiano de un bar famoso del lugar, a través del cual no solo nos va desvelando la trama antes descrita, también una serie de lúcidas e ingeniosas reflexiones sobre lo que supone ser gordo en un mundo donde la delgadez domina muchos de los aspectos de la vida social. Así que nuestro “querido gordo” nos presenta una serie de situaciones, más o menos humorísticas, que abarcan desde las dificultades para adelgazar, las comilonas de la asociación a la que pertenece, el papel divertido y bufonesco que parecen adjudicarle a nuestro amigo solo por ser obeso, o las inseguridades y rechazos a las que se ve sometido en el terreno afectivo. Todo ello narrado con gran maestría, impecable lucidez y una enorme ironía. Pero el autor exhibe una crueldad, a veces desproporcionada e impropia, que nos sirve para darnos cuenta de lo que supone vivir al margen de la sociedad. Algo que, desgraciadamente, sigue produciéndose en la actualidad. Y luego está el final que me desagradó por completo. El desenlace resulta muy abrupto y decepcionante. Y lo que precipita todo es la inseguridad y la falta de autoestima de nuestro protagonista. Algo de lo que, dado el tono pretendidamente humorístico del relato, no siempre hemos tenido en cuenta.
En suma, El martirio del obeso, es una obra brutal en su concepción que solo ha podido ser confeccionada por alguien que ha sufrido el rechazo en su propia vida durante mucho tiempo. El propio Béraud decía en la dedicatoria que . Pero, dudo a horrores que a alguien con un mínimo de sensibilidad le pueda parecer gracioso algo de lo que aquí se describe. Y es que nuestro protagonista se asemeja más a la figura del payaso triste que a la de un bufón inteligente. Detrás del sarcasmo queda un poso de amargura muy grande, disfrazado de chanza que nos hace darnos cuenta de que el verdadero martirio de un obeso no se puede describir con palabras; hay que vivirlo para conocerlo.