Resumen y sinopsis de Penúltimo nombre de guerra de Raúl Argemí
Argemí parte de un accidente. Pero en este caso, el protagonista-periodista es el herido que nos narra la historia. A pesar de estar paralizado en la cama anónima de un hospital perdido del fin del mundo (La Patagonia suena aquí al fin del mundo), y pasar por un período de amnesia, no ha olvidado su condición de reportero. Así que se esfuerza en comprender y en entresacar la historia de un indio patagón que se encuentra en la cama de al lado. Un indio casi analfabeto que ha matado a su familia para purificarla, porque en su fanatismo religioso había leído el camino que debía seguir entre las páginas chamuscadas de una Biblia.Y entre las nebulosas del sueño y la vigilia que se dan en esa habitación del hospital, los retazos de historias desordenadas en espacio, tiempo y personajes que se relatan surge un puzzle gigantesco, que Argemí hace encajar perfectamente.
Por allí desfilan evocaciones de los indios de la Patagonia, abandonados a su suerte por la gente de raza blanca, de los milicos torturadores de la dictadura argentina, de los revolucionarios arrepentidos, de la sed de dinero de ciertos personajes.
Y en medio de todos, Raúl Argemí, oficiando de maestro de ceremonias y dando muestra de su pulso de narrador. El conjunto de experiencias que trajo de su país, lo está soltando en la península de manera avasalladora, logrando unas novelas redondas. Y si me gustó Los muertos siempre pierden los zapatos, ésta me gusta mucho más. Si califiqué aquélla casi como un western, con una violencia medida, y un canto a la amistad, esta nueva novela es mucho más rica psicológicamente, a pesar del número más limitado de personajes. El escritor se hace más redondo, más completo aún.