Resumen y sinopsis de Seda de Alessandro Baricco
Alessandro Baricco presentaba la edición italiana de Seda con estas palabras: Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión.
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Muy justo. Los libros de Baricco se diluyen en la nada, en el tedio. Lo bueno, que son cortos.
Una historia simple, sencilla. Sobre los aspectos mundanos, nuestras decisiones y transparencias.
Es entretenida y como se lee de manera muy ágil cuando te das cuenta la has terminado. En una novela tan breve, valoro mucho cómo describe a cualquiera los personajes que aparecen, que hace que no se olviden pronto.
Preciosa historia de amor, maravillosa lectura corta, de 125 páginas, Hervé compra huevos de gusanos de seda, tiene que ir hasta Japón para evitar las enfermedades de los gusanos en Europa y se enamora de una enigmática mujer en el primero de sus viajes al país nipón.
El impacto que esa mujer tendrá en su vida y como afectará a la misma narrada de una forma magistral y sublime por Baricco.
Novela breve, tierna, que tiene un giro sobre el final. Fue lo único que me conmovió, el resto del libro no tiene trascendencia.
Muy bien escrito, pero una historia extraña y demasiado surrealista para mi gusto.
Un cuento, corto... ni más, ni menos. No me entretuvo.
La “seda” del título parece ser también el tejido sutil del que se compone un relato donde el comercio decimonónico de los gusanos de seda es más bien un pretexto para sondear los mecanismos extraños del amor y los misterios de una vida; la de Hervé Joncour, un individuo pasivo y sin nada de particular que emprende un viaje al fin del mundo y también a lo más hondo de sí mismo, persiguiendo un fantasma en forma de mujer de rasgos occidentales (o lo que es lo mismo, un enigma dentro de otro gran enigma como es, o era entonces, el insondable y exótico Japón). Un amor obsesivo hacia algo que ni conoce, pero que le impulsa a jugárselo todo. El misterio es el factor determinante en la novela; parece que cada personaje guarda su propio secreto, y muchos detalles de la trama parecen no tener respuesta (como la historia del hombre que dejó de hablar, o todo lo que rodea, sin ir más lejos, al peculiar socio y amigo de Joncour, su pasado -y futuro-, sus juegos, sus rarezas… como un elemento burlesco dentro de lo intenso y romántico de la aventura principal). Hay dos mundos: el más convencional y cotidiano, provinciano, el de la existencia sin grandes sobresaltos de una clase social acomodada… y el remoto, inaccesible, de Japón, con todo por descubrir.
Así, el protagonista se mueve entre un amor idealizado, de un erotismo desconocido, y el amor callado y fiel de su esposa. Llama la atención cómo las criaturas de Baricco, semejantes a figuras distantes, se refugian en cierta fantasía y de algún modo viven una vida paralela, ajena a las apariencias, de la que surge una historia de amor etéreo y no consumado, algo inalcanzable, o bien realizable sólo a través del anhelo hacia algo que nunca fue, hacia una pura nada. Y desde luego llama la atención el estilo sumamente poético de la escritura, buscando el ritmo y la precisión, sin grandes ni elaboradas descripciones, pero con recursos un tanto artificiosos (como el “estribillo” con mínimas variaciones que acompaña a cada viaje al oriente, semejante al de una composición musical) y capítulos muy breves en una narración ya de por sí breve. O la metáfora de los pájaros que vuelven a la jaula, como Hervé a Japón; a un destino un tanto ilógico que le reclama y que más adelante en el tiempo sólo podrá contemplar con resignación y melancolía. O la ambientación, en fin, propia de cuento o de una leyenda antigua, aún llena de referencias históricas concretas, como la de la irrupción de los occidentales en un país asiático que iría abriéndose progresivamente al exterior.
Relato breve que pasé sin pena ni gloria, nada destacable. Ni he apreciado nada especial en la prosa del autor ni he encontrado un mayor interés en la historia. Para mí, una lectura prescindible.
Me resultó aburrido