Resumen y sinopsis de El alfabeto matemático de Jaime Alejandre
Este Alfabeto Matemático de Jaime Alejandre que ahora ve la luz revela, desde el primero de los relatos breves que componen el libro, dos características esenciales de su autor: su ambición de escritor y su afán por la originalidad, En tiempos donde la literatura casi parece haberse convertido en una pasarela de modas, donde muchos productos librescos parecen definirse en función de su oportunidad para lograr un buen puesto en el mercado, no está de más saludar los trabajos como el de Jaime Alejandre, que no se enfrenta a las páginas de su libro con un propósito de aire mercantilista, sino como siempre han hecho los escritores de verdad: intentando ir más allá de donde incluso se sienten incapaces de llegar, tratando de dar de sí mismos más de lo que consideran que son capaces de dar. Escribir es, sobre todo, una aventura, adentrarse en los territorios de lo desconocido, con el impulso de hallar un rayo de luz entre los cortinajes de las tinieblas. Y ese propósito, creo yo, está claro que es el impulso motriz del trabajo de Alejandre.Alejandre es un escritor pesimista, sin lugar a dudas, y la melancolía de vivir impregna casi todas sus páginas, en muchas de las cuales él mismo es protagonista. Esa melancolía se nos muestra, sobre todo, en un eje que empapa en buena parte de sus relatos: el problema de la identidad personal. La literatura, en muchas ocasiones, es un intento del autor por explicarse el mundo exterior y el interior, una búsqueda de sentido al loco vértigo de la vida, una forma de enfrentarse al caos en el intento, quizás siempre vano, de justificar la existencia humana. Yo creo ver en el libro de Alejandre ese esfuerzo por encontrar luz donde reinan las sombras, por abrir la puerta a una cierta realidad. Y en ese sentido, sus cuentos están cargados de reflexión y rodeados de paradojas.
Yo pienso que nuestro tiempo -muerto el siglo XX y anegadas en sangre todas nuestras utopías- es el tiempo de la perplejidad. Y en cierta manera, creo ver en el trabajo de Alejandre ese poso de perplejidad que invade los corazones de los hombres contemporáneos. Me parecen en ese sentido muy expresivos dos de los relatos contenidos en el libro: «M40» y «Los Ojos». No digo que sean los mejores, sino que son en mi opinión los que nos dejan ver con mayor nitidez el alma narrativa de su autor.
La literatura, cuando es ambiciosa, como es el caso de El Alfabeto Matemático, corre muchos riesgos. Y el primero de todos no ser compartida por muchos. Pero suele tener a la postre el premio que toda ambición acaba por cosechar: ofrecernos una voz nueva y distinta. Ese es el mérito de este libro, que nos deja ver que la mejor cualidad de todo escritor es el coraje para llegar a ser él mismo.