La Helena de Waugh es un personaje del que se nos muestra toda su trayectoria, desde su nacimiento en Britania hasta su viaje en busca de la Vera Cruz, centrándose sobre todo en el carácter y la psicología de un personaje femenino fuerte y de firmes convicciones al que le tocó vivir uno de los grandes momentos de crisis de nuestra civilización, cuando el cristianismo fue reconocido como religión de un Imperio romano devastado por la insensatez, la corrupción y las intrigas, trasfondo histórico que Waugh retrata con brillantez. Es esta combinación de lo personal y lo histórico lo que permite además una lectura de la novela como interesante reflexión sobre los procesos evolutivos de las sociedades y como una exposición de las contradicciones nunca resueltas por completo de la civilización occidental.
La madre de Constantino el Grande se revela aquí como la gran mujer que había tras un gran hombre.
Aunque no se le puede llamar propiamente novela histórica, porque los errores de ambientación y contexto son evidentes, sí que podemos leerlo en clave histórica al tomar el autor personajes reales del imperio romano. En cuanto a los "errores" podemos comentar que son licencia del autor, quien nos lo explica convenientemente en el prólogo. En realidad para Waugh es un ejercicio narrativo y no histórico, con múltiples licencias que divertirán al lector en su recorrido.
Aunque no se le puede llamar propiamente novela histórica, porque los errores de ambientación y contexto son evidentes, sí que podemos leerlo en clave histórica al tomar el autor personajes reales del imperio romano. En cuanto a los "errores" podemos comentar que son licencia del autor, quien nos lo explica convenientemente en el prólogo. En realidad para Waugh es un ejercicio narrativo y no histórico, con múltiples licencias que divertirán al lector en su recorrido.