Resumen y sinopsis de Mi Ántonia de Willa Cather
« Mi Ántonia» (1918) es una visión tan fidedigna como generosa de la América de los pioneros. Basada en recuerdos personales de la autora, es además una gran novela sobre la memoria y sus procesos, recreados y estilizados con la magistral técnica y sensibilidad de Willa Cather. Willa Cather nació en Winchester (Virginia 1873), y pasó su infancia en Nebraska, en los años de la primera gran colonización por parte de inmigrantes checos y escandinavos. Fue viajera, periodista, maestra, dirigió revistas. Vivió durante cuarenta años con su compañera, Edith Lewis; y, cuando hubo ahorrado lo suficiente se dedicó a la literatura. Su novela «One of Ours» (1922) mereció el premio Pulitzer. Su personal estilo se ganaría la admiración de, entre otros, William Faulkner.
MARAVILLOSA! Llena de ternura, describe la vida de América a comienzos del siglo pasado. Extraordinaria obra. Todo un descubrimiento el de Willa... ahora iré a por más.
Me ha parecido una joya, lo he disfrutado desde la primera página hasta la última. Bueno, aunque las últimas son las que, comparativamente, menos me han gustado (el medio punto que falta para la calificación de 10). Esta sencilla novela es transparente, emotiva, ágil y plena de ritmo. En algunos pasajes me ha pasado algo en mí infrecuente: acabar unos párrafos e, inmediatamente volver a leerlos, no por entenderlos mejor, sino por saborearlos más. No había leído nada de la autora y esta obra, al menos, se la recomiendo a todos.
Primorosa novela.
Willa Cather logra trasladarnos a través de sus emocionantes recuerdos de infancia, al mundo desgarrador y vitalista de los primeros colonos que se asentaron en Nebraska.
Emigrantes procedentes mayormente de Escandinavia y la Europa del Este, que tuvieron que luchar fieramente para subsistir y prosperar entre llanuras, praderas e inhóspitos vergeles.
Con el cosquilleo inmaduro de la amistad confusa y el amor, llegarán las primaveras y los consiguientes veranos de ilimitados paisajes: En el que los maizales, los arroyos y los senderos plagados de girasoles, servirán como factor estimulante.
Los otoños ocres, y los inviernos de azuladas nevadas, ventearán sobre esas almas de inocencia atormentada.
La vida irá imponiendo poco a poco a cada uno su destino. Pero la nostalgia siempre será ese remanso de paz en la que refugiarse, cuando por momentos piensas que ya no te queda nada.
La memoria sacudida por la irrefrenable batida que acerca y aleja a la marejada.