Resumen y sinopsis de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami
Dos historias paralelas se desarrollan en escenarios de nombre evocador: una transcurre en el llamado «fin del mundo», una misteriosa ciudad amurallada; la otra, en un Tokio de un futuro quizá no muy lejano, un frío y despiadado país de las maravillas.
En la primera, el narrador y protagonista, anónimo, se ve privado de su sombra, poco a poco también de sus recuerdos, e impelido a leer sueños entre unos habitantes de extrañas carencias anímicas y unicornios cuyo pelaje se torna dorado en invierno.
En la segunda historia, el protagonista es un informático de gustos refinados que trabaja en una turbia institución gubernamental, enfrentada a otra organización no menos siniestra en una guerra por el control de la información; sus servicios son requeridos por un inquietante científico que juguetea con la manipulación de la conciencia y de la mente y vive aislado en la red de alcantarillado, una red poblada por los tinieblos, tenebrosas criaturas carnívoras.
Novela en la que se recrea parte del universo de este peculiar escritor, donde juega con el lector con la dualidad entre los mundos consciente e inconsciente, de tal forma que nos hace partícipes, junto con el protagonista, de qué mundo preferiríamos. Lo bueno de este escritor es que te hace leer cosas totalmente absurdas pero tan bien escritas que no puedes parar. Salvo por lo tedioso de la explicación dada por el profesor en el capítulo de la caverna, esta obra sería de diez. Mucho mejor que su posterior 1Q84, de la que no guardo buen recuerdo.
Dos tramas, doble el esfuerzo imaginativo por construir un mundo en el que lo real adquiere tintes maravillosos y viceversa, por mucho que ambas esferas transcurran una en el plano de la vida y la otra en el de la imaginación; entre la fantasía de una ciudad de unicornios, murallas, densos bosques nevados y gentes sin sombra, y la ciencia-ficción de un futuro dominado por mega-corporaciones que manipulan la conciencia y la realidad del individuo, al que mueven cual marioneta en su encarnizada lucha por la información y los datos.
Las imágenes que acuden a uno mientras lee podrían haber salido de un manga o anime, de una novela negra o del imaginario cyberpunk; también de la obra de gente como Gondry, Kaufman o Miyazaki. Se entremezclan espesos conceptos sci-fi con situaciones que bordean el infantilismo más naif, personajes de apariencia y comportamiento absurdo, humor peculiar.
El cráneo como recuerdo de lo que una vez vivió, único depositario del “alma” de los seres. El laberinto subterráneo, plagado de seres acechantes en medio de la oscuridad, como plasmación de los demonios del inconsciente. Una novela que en sí misma es una aventura y una experiencia no siempre gratificante, que se entiende mejor como divagación y búsqueda del autor que como propuesta definida con coherencia. Las tramas se alternan, establecen paralelismos sin llegar nunca a lo obvio, a veces decae el interés de una en favor de la otra… en un relato que se acelera y se ralentiza alternativamente, abundante en digresiones y cuya complicación es más temática y conceptual que estilística, pues el lenguaje es sumamente sencillo.
El fin del mundo no es sino un estado mental condenado a repetirse en círculo, un lugar perdido en el tiempo y el espacio, pues ese “mundo” se reduce a la pura conciencia. Ninguna de las dos opciones que se nos ofrecen parece especialmente halagüeña o esperanzadora, siendo de hecho dos formas de distopía, aunque nos queda el amor y nos queda la belleza, muy triste y muy japonesa, de las cosas.
Los problemas existenciales de un hombre anónimo y con cierto complejo de Peter Pan, que se toma las cosas con calma, metido en líos sin quererlo, están en el centro. Un taciturno erotómano del cuerpo femenino, sensible, aunque poco expresivo o empático, amante de la música, el cine, la buena comida, la literatura (el texto está salpimentado de numerosas descripciones culinarias y de alusiones a canciones, films, libros... famosos y no tan famosos), que se pierde en anécdotas, percepciones y pensamientos de todo tipo. El aislamiento, la tendencia a encerrarse en uno mismo para soportar el dolor y las pérdidas, la dificultad para abrirse y llegar a los demás, las cosas materiales como frágil y cómodo sustituto de la compañía para quien vive solo, todo ello se encuentra cifrado quizá en esta historia sobre el tiempo, la memoria y la identidad, los desconocidos abismos dentro de uno que ni siquiera uno mismo sabe que existen.
El ser humano es imperfecto, no es una máquina calculadora sin corazón, sino que ese “corazón” es la huella que al fin y al cabo uno deja tras de sí, con sus propios actos y decisiones, con sus experiencias, mejores o peores, y esa es la “moraleja” que podemos extraer, si es que hay alguna.
Murakami en estado puro, con temas tan tratados por él como la soledad, las situaciones absurdas, las ideas originales o las tramas imaginativas. La novela va de menos a más, al principio cuesta cogerle el puntillo, pero una vez te sumerges en la historia no desagrada del todo. Son dos argumentos que explican cómo un experimento científico inserta en la mente del protagonista un mundo inmortal creado por su subconsciente al cual el protagonista por un error irá a parar. En él su sombra cobrará vida (lo que más me gustó de la obra). Lo malo es el flojo arranque y las disquisiciones filosóficas sobre la vida o el experimento en sí.
Cada autor tiene un libro con el que lo identifican, algunas veces es su obra maestra; no se si este sea el mejor libro de Murakami pero si creo que es el que mas representa su estilo; paisajes y personajes salidos del rincón mas escondido de la imaginación, situaciones y emociones que van de la realidad al surrealismo, en fin, me encanto y si me preguntaran cual lugar me parece mejor, creo que me iría para el fin del mundo.
Un libro muy Murakami, el argumento es superoriginal, la trama está bien. Quizás le sobran algunas páginas
Buen libro de Murakami que no se hace aburrido ni lento aunque para mi gusto le sobran bastantes páginas. Al principio no sabía lo que estaba leyendo pero cuando le pillas el ritmo entras en la historia fácil y vas atando cabos según vas avanzando.
Ávido lector de Murakami, la decepción con la trilogía 1Q84 me hizo abandonarlo. Ahora, después de mucho tiempo, he decidido retomar la relación y quería hacerlo precisamente con esta obra por no ser de las emblemáticas o, en mi opinión, de las mejores. No quería ponérselo demasiado fácil. Bueno, pues puedo decir que la reconciliación es posible. Me ha gustado envolverme de nuevo en lo que yo llamo "El Universo Murakami". Lo echaba de menos. Ya sea solo por esto, este libro merece mi reconocimiento.
Primer libro que leo de este autor, una historia original que hacia mitad del libro ya imaginas las conexiones entre los personajes. Para mi gusto demasiado largo, ya que creo que hay partes que no aportan gran cosa a la trama del libro.
Así y todo, un libro interesante.
Realmente lo disfrute. Solamente hay partes del libro en la que la incertidumbre te mata y desespera, por lo demás muy agradable, me hubiera gustado un final mas positivo, pues llegas a querer mucho a su protagonista.
La imaginación y la forma de escribir de este autor, es inigualable. La forma de poner algo de ficción en la novela lo hace bueno porque apenas se inventa nada nuevo de la sociedad, lo hace muy diferente del resto de las novelas.