Resumen y sinopsis de Los convidados de piedra de Jorge Edwards
Los convidados de piedra plantea una investigación estricta en la historia de una sociedad chilena agónica, en la que se evidencia la ruptura del orden de las familias que supone una revolución no asumida, en la que los transgresores sufren y los que no transgreden se sienten amenazados en sus antiguos privilegios.
Es el libro de Jorge Edwards que menos me ha gustado por el momento porque encontré que el estilo es un tanto caótico entre el presente (algunos días después del golpe de estado de septiembre 1973) y un pasado lejano que remonta hasta 1890, la época del presidente Balmaceda. Hay una digresión constante entre pasado y presente que me resultó engorrosa. También la existencia de tanto personaje, a veces solo definido por su nombre o su mote y mal definido por su función en el relato.
Es un relato muy condensado, con grandes parrafadas interminables a la manera prustiana, solo que aquí En busca de un tiempo perdido es meramente criolla y nada de selecta. Es un ambiente muy « requete » chileno, entre señorones de una misma casta ( no todos, pero casi todos) que se juntan para comer y libar y « pelar »(=hacer pelambres) y rememorar más y más a medida que sube el grado alcohólico. De esta manera el escritor nos pasea entre el funesto presente con el toque de queda y un pasado que tampoco fue mejor.
Sebastián Agüero reúne a sus amigos a pocos días del golpe militar a un gran almuerzo en su casa para festejar su cumpleaños y la celebración se convierte en un patético análisis de los errores del pasado, un pasado que al ser rememorado deja de brillar con la luz ingenua de la adolescencia y se tiñe de oscuros y grotescos matices indeseables; es decir, en palabras del autor, « el burlador resulta burlado por el convidado de piedra », es decir por el fantasma de su culpa, que se ha levantado de la tumba y le ha hecho pagar sus crímenes.
El léxico me resultó muy entretenido por el altísimo grado de chilenidad, con profusión de modismos y hasta de garabatos(=malas palabras); es un lado que puede irritar al que no está acostumbrado al vocabulario tan atávico y distorsionado de los chilenos. Resalta la manía de poner motes a las personas, en general con respecto a la apariencia física o a los defectos físicos.
El personaje principal es Francisco (¿alter-ego del escritor?), el invitado-narrador que fue el adolescente rebelde de la primera novela de J. Edwards El peso de la noche (1965); ahora Francisco es un hombre maduro que anota en un cuaderno los principales sucesos consignando testimonios y anécdotas. Francisco es el Cid Hamete de esta novela de epígrafe cervantino : « un almuerzo de características triunfales y festivas » que se alarga por el hecho de estar bajo el toque de queda militar. Los otros personajes tienen recuerdos que permitirán al narrador de remontar hasta diferentes momentos del pasado y el pasado resurge de la interminable conversación de los personajes que cuentan de si mismos, sobre todo de los ausentes, de los « convidados de piedra » ( que son los muertos, los desaparecidos, los exiliados). Francisco tiene ciertas atribuciones que le permiten separarse del grupo en algunas cuestiones fundamentales, como, por ejemplo, la ideología.
La excelente introducción a este libro por Eva Valcárcel explica que el título hace referencia a esa estructura polifónica en donde unos ausentes, los fantasmas, afectan a la consciencia de los celebrantes y protagonizan su discurso agónico. Su léxico explicativo y la evocación de una parte de la Historia chilena es indispensable para entender esta novela de lectura fácil, pero de fondo enrevesado.