Resumen y sinopsis de El café de Crossroads de Deborah Smith
Cathryn Deen, considerada la actriz más bella del mundo, sufre un accidente de coche mientras es perseguida por un paparazzi. Desfigurada, cínica y con el corazón roto, se refugia en casa de su abuela, perdida en los Apalaches. Thomas perdió a su mujer y a su hijo en el atentado de las torres gemelas. Desde entonces ha luchado contra el alcohol y la desesperación y piensa que nada ni nadie puede devolverle el sentido a su vida. Hasta que conoce a Cathryn.
Ha participado en esta ficha: bclaudia
Insufriblemente aburrida, El café de Crossroads podría pasar perfectamente por el guion de una mala película con las que nos torturan en la sobremesa en nuestros destinos vacacionales. Es convencional, sus protagonistas son aburridos y la trama es la típica fantasía emocional más parecida a un cuento de hadas que a una historia con posibilidades de suceder en cualquier universo conocido.
Deborah Smith firma la autoría de este bodrio de categoría superior. No la conocía y, sinceramente, creo que me hubiera ido mejor sin conocerla. Y es que Smith es una autora tan mediocre y común como su apellido, con un estilo de escritura burdo, simplón y con una ejecución nefasta. Y todo esto se debe a una prosa lenta, insustancial y vacía, con un desarrollo penoso, un lenguaje funcional y unas descripciones acordes con el resto del libro. Son tan genéricas que la historia se podría desarrollar en cualquier sitio con campo y montañas al fondo. Un paisaje que, dicho sea de paso, recuerda más a un decorado de cine que a un lugar real. Pero ni siquiera las descripciones sosas y básicas son lo peor. Estas palidecen en comparación con los personajes. Nos encontramos ante una construcción de personajes espantosa. Y es que todos ellos, sin excepción, resultan arquetipos puestos al servicio de una historia de lo más tópica sobre la eterna búsqueda de la felicidad (si es que eso existe, que tengo mis dudas).
Como buen guion de melodrama barato es muy sencillo adivinar de qué trata El café de Crossroads. Y es que los temas más tratados y trabajados como el amor, la pérdida de la belleza, la muerte de un ser querido, la culpa destructiva y la ayuda familiar son universales y sobrexplotados en este tipo de libros. Eso sí, no esperéis algo mínimamente innovador en el modo en el que la autora los trata. ¿no me creéis? Pues aquí va una sinopsis rapidita. La historia gira en torno a dos personajes. El primero es Cathryn Deen, famosa actriz de cine con más belleza que talento, que queda desfigurada tras un accidente de coche. Habiendo sido criada como una muñeca y alabada por su belleza desde que tiene uso de razón, Cathryn pierde muy rápidamente su valor y casi su identidad. Así que para escapar de los fotógrafos y lamerse las heridas, decide volver a la granja que su abuela le dejó en herencia en los Apalaches. Y ¡casualidades de la vida! Resulta que allí tiene familia: la prima Delta muy famosa en el lugar por regentar una cafetería donde se come bien, y que obviamente la quiere y cuida de ella como si hubieran estado juntas toda la vida. Y es entonces cuando entra el segundo protagonista en escena. Thomas Mitternich es un arquitecto que perdió a su familia en el atentado de las torres gemelas. Totalmente devastado y carcomido por la culpa, ha llegado a ese rinconcito del mundo con la oscura intención de suicidarse. Pero en cambio se encuentra una comunidad que se desvive por tratar de ayudarle. Así que tanto Cathryn como Thomas están rotos por dentro. Pero la vida y el amor... blah, blah, blah. Ya sabéis el resto. Así que aquí tenemos una película "Disney" para toda la familia. Todo muy creíble, maravilloso y estupendo, con un final que puede producir un coma hiperglucémico a cualquier persona sana debido al exceso de azúcar.
En suma, El café de Crossroads es una lectura típica de la época estival. Tan aburrida, poco estimulante y absurda que sus estúpidas situaciones “románticas” solo levantan carcajadas de incredulidad. Un ejemplo más de por qué la literatura “feel good” no cuadra bien con la novela rosa. Al final lo único que queda es un café, una historia que nos recuerda que la vida real es una absoluta mierda y panecillos, muchos panecillos. Parece que es lo único que se come en Crossroads.
Entretenida, agradable y fácil de leer. Recomendable para desconectar y pasar buenos ratos, sin más pretensiones.