Resumen y sinopsis de Jerusalén de Gonçalo M. Tavares
Un suicida desesperado recibe una llamada. Su amante agonizante vaga por la ciudad buscando un lugar donde dormir. Un médico obsesionado con predecir crímenes se refugia en un burdel. Un hombre aterrorizado es tomado por un asesino. Cuatro destinos entrecruzados una madrugada de mayo. Cuatro almas en pena buscando el lugar donde alcanzar su libertad. Jerusalén, obra sobre la locura y el amor, descrita como una de las grandes obras de la literatura occidental, ganó el premio el Premio José Saramago y el Premio Portugal Telecom 2007.
De lectura ágil es entretenida y original en el planteamiento. Aunque tampoco me ha calado para recomendarla.
Es una obra magistral especialmente teniendo en cuenta la edad del autor al escribirla. Su forma de narrar me ha parecido única y subyugante. La historia, elaborada y fascinante.
Gonçalo M.Tavares tiene la edad de mi hijo Jorge, es un escritor extraordinario. Su libro Jerusalén es lo mejor que he leído en muchos años. No se sabe en qué tiempo se desarrolla, en qué país, en qué ciudad. La trama corresponde a todo el mundo, a todas las épocas, a todas las personas.
La novela rebasa a los tratados de psicología, de filosofía, de historia. . . porque sin precisar nada, precisa todo. ¡Así es el mundo! podemos decir impresionados al leer la última página del libro.
Desencuentros, líneas que se cruzan, vidas. Ausencia de normalidad; malentendidos, interpretaciones fallidas, crueldad disfrazada de moral y de ciencia. Verdades ocultas en la locura, sub-mundos.
Voces, advertencias cruzadas, silencios. Vidas destrozadas por la bondad y el saber autorizado. Ignorancia cubierta con palabras sabias. Religión, locura y ciencia entrelazadas en historias acerbas.
Un sexo disperso, mudo. Un dios que ha olvidado a sus criaturas. Desolación, realidades sin asombro, deformidades, muerte.
En 225 páginas Gonçalo Tavares ha explicado al mundo sin explicar nada, ha dejado hablar a la verdad y nos ha hecho escucharla, en su crudeza, en su descaro, en su infinita posibilidad de decir las cosas, de desnudar las almas; de elegir las palabras certeras y únicas que dan en el blanco de nosotros, lectores ingenuos que creíamos saber antes de leer y que ahora hemos quedado desarmados, envueltos en nuestras historias; desnudos, aterrados y prendidos a una verdad nuestra ¡claro que sí! ante la que habíamos estado ciegos y mudos.
¿Qué piensas tu?
Carmen Tinajero