Resumen y sinopsis de El cartero siempre llama dos veces de James M. Cain
Hoy sigue siendo una de las cumbres espeluznantes del género negro. El argumento convoca pasiones desbordantes, codicia compulsiva, mentira ilimitada y un destino infranqueable, el material con el que James M. Cain ha pervivido como uno de los referentes de una literatura que resiste como pocas el paso del tiempo. Frank Chambers, un trotamundos sin empleo, narra en primera persona la atracción que siente por Cora Papadakis, la esposa de un emigrante de origen griego propietario de una taberna en California, y cómo se vuelven amantes unidos por el ardor y la ambición. Pero no será tan fácil librarse del viejo marido. Y habrá que contar, además, con el inescrutable destino: ese cartero que siempre llama dos veces
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Paradigma del género negro, con su esquema de tres personajes mil veces imitado, una atrevida novela para su época que se atreve a hablar, desde el lado menos elevado de la literatura, de los bajos instintos. Frank y Cora son perdedores, gente muy tirada y fracasada en el difícil contexto de la “gran depresión”, tiempo de vagabundos, buscavidas, polizones, o simplemente personas que se aferran a lo que pueden para ir tirando y se malogran. Se encuentran por azar, y un amor irracional, devorador y de índole sexual les empuja a cometer un crimen. La fatalidad se cruza en su camino bajo el símbolo de un felino, dispuesta a arruinar sus ansias de felicidad.
El bien y el mal, Dios y el Diablo moviendo los hilos, de esto trata “El cartero…”, del deseo turbulento que nos eleva, sin embargo, por encima de todas las miserias, o el “infinito al alcance de los perros” del que hablaba Céline. El destino ofrece, con sus formas sinuosas, nuevas oportunidades, pero estas exceden nuestras débiles fuerzas, o maldad congénita y medios execrables para hacer realidad ese deseo imposible. El crimen, un fango del que no es posible limpiarse, una vez nos hemos manchado las manos con él.
Poco en común parece tener la pareja. Él es incapaz de sujetarse a nada, tiene un fondo noble pero es débil de carácter, afín a errar sin rumbo; además, es más sensible de lo que cree, más tonto y menos espabilado de lo que aparenta. Ella es ambiciosa y con los pies en la tierra, de carácter algo más manipulador bajo la fachada de hembra desvalida. Su vínculo tiene algo de atadura violenta y autodestructiva, ingenuamente piensan que su amor podrá con todo, pero la desconfianza hará mella y les pondrá a prueba. En cuanto al “griego”, se reduce a una caricatura racista del inmigrante europeo, mediocre, pero deslumbrado por ese sueño de América.
Nula la complacencia hacia el sistema judicial, es decir, el nido donde habitan las alimañas verdaderamente infames, planteándose un puro duelo de egos entre abogados y fiscales que, a base de ingenio, tretas y corruptelas varias, inclinan la balanza a su favor, con sus prejuicios e intereses personales… de la misma manera, las compañías aseguradoras también tienen mucho donde ganar o perder (en este punto de la trama es donde se da una mayor confusión), y para rematar el asunto, la prensa está ahí metiendo las narices (esto podría haberse desarrollado más y mejor).
El género es para Cain la excusa para pintar en colores fuertes la pasión, los celos, el delito; lo mejor, lo peor (más lo segundo que lo primero y donde está lo más humano), aunque sea de una manera exagerada, tremendista o se le vaya de las manos, con una escritura urgente, sin florituras, conforme al relato subjetivo de Frank; la verdad por escrito, pero una vez más, ¿Qué es la verdad? Poco sabemos de él y le acaban por asaltar dudas, culpabilidad (esa mención al “subconsciente”)… “A eso del mediodía me arrojaron del camión del heno…”, otro de esos inmejorables comienzos de una novela.
Breve, directa e intensa. Con puntos de giro inesperados y muy bien resuelta. Recomendable.
Sencilla, directa, corta... pero preciosa. Merece la pena dedicarle una tarde.
Una buena novela negra, que pese a no estar entre mis favoritas del género, es una buena y corta lectura, no tiene demasiadas páginas.
Muy famosa, eso sí, por ser llevada al cine en más de una ocasión.
Recomendable su lectura, sobre todo si no has visto ninguna adaptación al cine que te destroce el argumento y final. Quizá por eso no está entre mis favoritas, porque vi la película antes de leer la novela.
Clásica novela negra, el hecho de que algunos la consideren una de las mejores novelas del género puede reducir algo las expectativas, no por ello es una novela que se lee de forma trepidante y que te hace sentir esa relación amor-odio de Cora y Frank, y esa sensación de "pobres" animalillos de Dios destinados a un oscuro final sin remisión.
Pura literatura negra, llevada al cine en varias ocasiones, de dónde es justamente recordada. La indolencia de los protagonistas entre ellos mismos y con los demás personajes es la característica en este género. Las relaciones se visten y se desnudan brincando tempestuosamente entre bourbon, cigarrillos, enormes coches descapotables y rincones abandonados a su suerte por la sociedad, que sigue su curso por los trámites normalizados. Rincones de necedad, prepotencia, aluminosis mental y designios viscerales que permiten a los antihéroes embriagados de sueños truncados y carreras fosilizadas, deambular con ínfulas de jardín de infancia, regodeándose de sus crápulas vidas y volcando su maltrecho sentido de la existencia en relaciones procelosas. El abismo les recorre longitudinalmente a todos ellos a cada paso que dan, y les mira con insondable apetito. Su canto de sirena les hará caer en un vórtice de perdición del que les costará mucho salir. La autodestrucción está servida, ¿o nunca te han dicho que con la comida de los demás no se juega?.
Ponga la imagen en su mente de un camino rural y polvoriento en un día de calor asfixiante, justo en el momento en que se es adelantado a toda velocidad por una camioneta que te envuelve en una nube de polvo y sequedad. Vas vestido con ropas demasiado ajustadas y gruesas para este día que arde entorno a tu insignificante figura. Los zapatos de cuero te aprietan, rozan y queman. Mientras, sacas un pañuelo del bolsillo, te enjuagas el sudor pegado en la frente y nuca, mezclado con polvo y polen de los ya yermos campos cercanos. Tu lengua lija tus labios y miras con recelo al cielo regio y subyugador. Así de opresivos se deben sentir los habitantes de la novela, que continuarán andando sin rumbo por este camino en el que nunca cae la noche ni hay refugio donde guarecerse.
Apasionada historia y trepidante lectura.
Novela negra corta y entretenida. Recomendable.
Un clásico,. De acciones rápidas y de extensión breve , la mezcla de elementos de sexualidad y de violencia la convierten en una de las novelas criminales más potentes de todos los tiempos. Todo lo que he leído de James M. cain me ha gustado, pero ésta ya ocupa lugar privilegiado en mi biblioteca.
Una novela negra que cumple con la condición mayor: la intensidad. Hay tan poca descripción en la novela que termina habiéndola justamente por su ausencia, manifestándose en los hechos. Lo más criticable -por mi parte, claro- es su final: si el autor hubiese suprimido los algunos párrafos finales (completamente prescindibles) hubiera tenido un cierre perfecto. De todas formas, para leer y disfrutar una entrañable historia.