Resumen y sinopsis de Las lunas de Júpiter de Alice Munro
Los relatos de este volumen son conmovedores y sorprendentes, y en ellos suceden muchas cosas: traiciones y reconciliaciones, amores consumados y lamentados. Pero los hechos que realmente subyacen en Las lunas de Júpiter son las transformaciones que sufren sus personajes con el paso del tiempo hasta observar su pasado con la ira, el resentimiento y la compasión infinita que nadie sabe comunicarnos como Alice Munro, que siempre ha demostrado una especial maestría dentro del campo del relato. Excelente antología que ha recibido el aplauso de la crítica. Ganadora del Premio Nobel de Literatura.
«¡Lean a Munro! ¡Lean a Munro!» JONATHAN FRANZEN
Ha participado en esta ficha: sebas1975
Me planto, no puedo más con esto. Puedo disfrutar con historias ligeras en las que la acción es lo más importante, también con otras más pausadas y reflexivas, e incluso con aquellas que, sin contar gran cosa, están escritas con buen estilo (no digamos ya con aquellas que aúnan más de una de éstas características); lo que no puedo disfrutar en ningún caso es una historia que carece de todo lo antedicho. Munro nos habla sobre mujeres en situaciones amargas con un estilo amargo y con un desarrollo amargo en cada historia, repitiéndose el tono y el corte de los personajes continuamente. Los relatos carecen de aliciente alguno, no te incitan a seguir leyendo, les falta gracia e interés, son relatos que carecen de algo que relatar y no te encontrarás profundidad en los personajes ni tampoco en la trama -si eres capaz de encontrarla más allá de una insustancial descripción de hechos insustanciales-. Si me dijeran que Munro los improvisa en dos minutos y no trabaja más sobre ellos me lo creería sin dudar, es más, me parecería la única explicación posible a tamaña falta de sabor, de chicha. Lo que más me sorprende es la práctica unanimidad que existe a la hora de alabarla, aunque hoy en día parece que nadie se atreve a decir que alguien está sobrevalorado. Esta alabanza hace que mi decepción se torne en incredulidad, incredulidad que me ha llevado a seguir intentándolo con "Las lunas de Júpiter", pero no, finalmente tengo claro que historias sin interés argumental, estilístico o intelectual alguno no van a hacerme perder un solo segundo más. Si la Academia sueca quiere consagrar la literatura para modistillas con su galardón, allá ellos, que les aproveche su hipocresía o su preocupante ceguera. Por último, y aunque suene contradictorio, quiero dejar claro que no busco desanimar a nadie interesado en leer a Alice Munro, es más, animo a todo el mundo a leer "Las lunas de Júpiter". Es importante hacerlo para saber en qué grupo te integras; si en el de aquellos que disfrutan sinceramente de sus obras, en el de quienes no comprenden su éxito o en el peor de todos, en el de los hipócritas que se suman a la corriente y dicen que Alice Munro es una cuentista genial a la vez que se sienten aliviados por haber terminado de una vez con la tortura, perdón, lectura.
Alice Munro es, sin duda, una maestra en el arte del relato corto.
Todos sus cuentos están impregnados por el poso de la soledad, del ansia de poder haber modificado una situación antes de un hecho fatal o inesperado.
No son historias fáciles ni sencillas, pues abordan las complejidades del ser humano.
Aquí se hace bien fuerte y patente la frase de que "cada persona es un mundo propio".
Estupenda literatura para leer despacio.
Cuentos protagonizados por mujeres de distintas edades, nostálgicos, introspectivos, prácticamente sin argumento algunos de ellos. La familia, la pareja, la difícil y a veces incomprensible naturaleza del amor, son los temas principales, a menudo desde la perspectiva de la experiencia y del mirar al pasado, a las decisiones que determinan nuestras vidas. Intentan estas mujeres entender sus matrimonios frustrados, a esas gentes que conocieron en su búsqueda de afectos y que les marcaron, pero no es tan fácil.
Me he encontrado una narrativa farragosa, que casi parece anticuada, de otra época, en sus minuciosas e intrascendentes descripciones de lugares y de vestuario. Y sobre todo, muy poco nervio, así como una tensión interna inexistente, sobre todo dentro de un género como el del relato que acostumbra a la concisión y al efecto breve. No importa que en este caso se trate de un estilo turbadoramente realista, cotidiano, sin apenas acción o vueltas de tuerca espectaculares… pues esas condiciones también pueden darse en tal caso y aquí no las encuentro. De cualquier manera, también reconozco capacidad de análisis, un conocimiento de las personas y de la vida. Así, “La temporada del pavo” y “La señora Cross y la señora Kidd” por ejemplo, me parecen muy destacables. Otros, desde luego, no tanto.