Resumen y sinopsis de El arte de la retórica de Aristóteles
Los griegos fueron elocuentes desde los tiempos de Homero, cuando aún no existía ninguno de los múltiples tratados de Retórica que más tarde aparecieron con la pretensión de formular definitivamente sus leyes. La observación de Aristóteles que se encuentra al comienzo de su Arte de la Retórica, a saber, “que todos la poseen en alguna forma, puesto que todos tratan de buscar razones y sostener lo que afirman, y se ingenian para defender y acusar”, 1 la encontramos plenamente demostrada en los poemas homéricos. Los héroes de la epopeya poseen ya fluidez de palabra, pero todavía de una manera espontánea. Aquellos oradores sabían encontrar los argumentos apropiados, sabían demostrar. De Homero dice Quintiliano: “Éste (como él mismo dice 2 que la corriente de todos los ríos y de todas las fuentes tienen su comienzo en el Océano) nos suministró el modelo y el origen de todas las partes de la elocuencia. Nadie podría superar a Homero en grandeza en los temas elevados, ni en propiedad de palabras en los pequeños. Es florido y conciso, agradable y digno, admirable por su abundancia y su precisión, y descuella no solamente por sus cualidades poéticas, sino también por su fuerza oratoria.
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El gran filósofo define en esta obra magistral el arte argumentativo del discurso público, el cual se debe basar en la exposición de la verdad. Lectura indispensable para todos los amantes del arte del Logos.