Resumen y sinopsis de El gran desierto de James Ellroy
Los Ángeles, años cincuenta. Tres hombres se ven atrapados en una tupida red de ambiciones, perversión y mentiras: Danny Upshaw, ayudante del sheriff y punto de mira de intereses ajenos: Mal Considine, fiscal del distrito que intenta promocionarse profesionalmente y poner orden a su vida privada; Meeks, ex narco y hombre fiel a un único dios: el dinero. Por motivos distintos, los tres se verán vinculados a un grupo de comunistas entre los que un sádico asesino ha sembrado el pánico. Por motivos distintos, los tres habrán sacado billete para una pesadilla.
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Decir que la prosa de Ellroy es como la droga puede ser una comparación socorrida. Es algo malsano que te envuelve en una atmósfera de absoluta putrefacción, pero también adictivo y que no puedes abandonar, en su descarnada sencillez y ritmo trepidante que te obliga a digerir cantidades ingentes de información, pistas, nombres, siguiendo como a tientas una trama demencial; una vez más, nada nuevo bajo el sol (negro) del género, pero narrado con enorme veracidad y maestría insuperable, aumentando la apuesta a partir de las tramas (tres) que se suceden.
Año 1950, tiempo de ferviente anticomunismo y de caza de brujas, concebida como operación y montaje a gran escala de las instituciones para ensuciar reputaciones y permitir a ciertos individuos influyentes escalar puestos de poder, en un ambiente cargado de tensión donde los sindicatos de Hollywood, infiltrados de elementos subversivos, obedecen a sus propios intereses. A su vez, los luchadores por las causas sociales tienen sus esqueletos en el armario, intentan salvar el mundo mientras mantienen una vida disipada gracias a su dinero, o bien intentan limpiar sus conciencias sucias.
Es también una novela con psicópata, próxima al terror puro y duro, con el autor dando rienda suelta a su imaginación macabra y retorcida, prescindiendo del realismo para pintar una pesadilla en color rojo sangre. Muestra unas mentes humanas desquiciadas, la perversidad de unos crímenes sexuales atroces que parecen cometidos por un animal salvaje o un licántropo, antes que por una persona corriente. El tema de la obsesión reaparece, conforme recorremos el ambiente homosexual y nos adentramos en las pulsiones duramente reprimidas, inconfesables hasta para uno mismo, peor aún en un contexto de virilidad férrea y de homofobia sin reparos.
La policía angelina, por su parte, se encuentra inmersa en su propia guerra contra sí misma, salpicada por episodios vergonzosos de corrupción y relacionada con hampones; la presiden ciertos sujetos de carácter mefistofélico cuya presencia puede recordar a la del mismo diablo, son ellos los genuinos villanos de la historia… como por ejemplo lo es un viejo conocido de “La Dalia...”, el ambicioso e indeseable aspirante a fiscal de distrito Ellis Loew. Y ni siquiera él resulta ser el peor de todos.
Se introducen varios sucesos criminales (el asesinato de Sleepy Lagoon, el caso Brenda Allen) y personalidades reales (mafiosos como Mickey Cohen, el magnate Howard Hughes, que no sale nada, pero que nada bien parado) en la ficción, en forma de crónica imaginada e implacable. Por improbable que parezca, hay lugar para una historia de amor, como un río de aguas limpias que brotara en una ciénaga, pues hay también hombres con principios, que se redimen, que cargan con sus heridas pasadas o que aman dolorosamente, incluso estando ellos mismos manchados de ignominia. Amor, en el fondo, hacia ese “gran desierto” que es Los Ángeles, con toda su oscuridad y sombría belleza, su suciedad, violencia racial, prostitución, clubes de jazz donde se mueven asuntos turbios, una industria cinematográfico que es la máxima expresión de un gran trampantojo. Es la parte oculta de una ciudad, en definitiva, su reverso nocturno, negativo, al que pocos sobreviven sin ser devorados sin piedad... lo que unifica estas historias. Y quizás, sólo quizás, exista la posibilidad de escapar a ese mal que nos persigue sin tregua.
Página 199. Mucho rollo para poca sustancia. Demasiadas tribulaciones y enredos para contar una historia. Me ha aburrido la parte de la persecución a los rojos y la del poli, la del mafiosopoli tiene buena pinta pero es que le gusta enrollarse más que al abuelo cebolleta.
Es la primera novela que leo de Ellroy y me ha gustado. Logra capturar tu atención desde el primer momento, pero se vuelve un poco lenta a la mitad y uno tiene la sensación de que le sobran páginas. Sin embargo, la parte final se vuelve trepidante y suceden cosas inesperadas. Termina de manera genial, con todos los cabos amarrados pero con uno de los personajes enfrentado a un futuro incierto, complicado. Bien escrito y entretenido.