Resumen y sinopsis de Los vecinos de enfrente de Georges Simenon
Hacia 1930 llega a Batum, pequeña ciudad en el sur de la antigua URSS, el nuevo cónsul de Turquía, el joven Adil Bey. En esa ciudad superpoblada, pobre y calurosa, la desidia, la desconfianza y la atonía van aislándolo cada vez más y alimentando su temor a que le envenenen como probablemente hicieran con su antecesor. Frente a su casa viven los Kolin, en compañía de Sonia, una joven distante, de aspecto frágil, que es secretaria de Adil. Correcta y meticulosa en su trabajo, es la única en participar en cierto modo del mundo claustrofóbico en el que se ve confinado el cónsul, cautivo de una peligrosa soledad que, al parecer, va alterando lentamente su salud. Pese a la obsesiva vigilancia de los Kolin, el cónsul intenta acercarse a Sonia, cuya actitud le intriga y le seduce a la vez. Atrapado en una maraña de sospechas, la situación de Adil va haciéndose insostenible hasta que Sonia y él se ven arrojados a un laberinto kafkiano de imprevisibles y temibles consecuencias.
Han participado en esta ficha: Polyta yiyolon
Tras la escritura aparentemente sencilla de Simenon late siempre una intensa indagación en las circunstancias del individuo frente al mundo que le rodea. Más allá de la simple denuncia de los mecanismos de un estado totalitario, que en este caso es la URSS durante una de sus épocas más oscuras, aquí se trata de destacar la alienación y la claustrofobia, la paranoia creciente que invade a Adil Bey, joven diplomático de la ya de por sí joven república de Turquía; un hombre solo cual pez fuera del agua, desamparado y rodeado de lobos humanos (parece que todos se guardan un as bajo la manga), en una ciudad lluviosa y hostil a orillas del mar negro, de la que se realiza una cuidada descripción. El ambiente es poco menos que irrespirable, pues la población vive sumida en el miedo, pasa hambre y privaciones, la tarea de nuestro protagonista (quien ya bastante tiene con las diferencias culturales, de carácter y de costumbres) se antoja completamente inútil ante las trabas burocráticas, la cerrazón de unas autoridades inaccesibles, la complicada situación política y fronteriza…
Todo ello pondrá a prueba el idealismo, la ingenuidad que intuimos en nuestro héroe. Pero todo cambia para Adil Bey cuando descubre nada menos que el amor. A la vez historia romántica y de intriga, de descubrimientos y de desengaño, la trama despliega sus enigmas y entramos en un juego de observadores y observados, un contexto de ausencia de intimidad que facilita su tarea a un poder despiadado mediante el instrumento de la delación, la represión de cualquier tipo de disidencia. El peor enemigo, sin embargo, no es otro que el conformismo, el adormecimiento; asumir con normalidad la situación, como lo hacen unos personajes siniestros y algo pintorescos, intrigantes. Los más inocentes son quienes llevan las de perder, y el intento de llegar al otro, humanamente hablando, se salda con una completa derrota moral; el meollo de la novela reside no tanto en lo político como en las contradicciones de un tipo que, en un intento por cambiar las cosas, por salvar a la persona amada, termina causando su condena, siendo incluso el auténtico verdugo y culpable.
Propaganda anticomunista que se me hizo pesado.
Una grata sorpresa. En pocas páginas logra desarrollar una historia llena de desesperanza que retrata de forma dura la sociedad Soviética y que te deja una cierta sensación de desasosiego.
Lo mejor, la creación de una atmósfera claustrofóbica, sin esperanza, y la intensidad del relato a partir de un personaje central y su relación con el entorno. La historia quizás mereciese algo más de contenido y pausa así como atar mejor un par de cabos relevantes.