Resumen y sinopsis de Maestros antiguos de Thomas Bernhard
Publicada en 1985, "Maestros Antiguos" se desarrolla en torno a la figura de Reger, musicólogo de fama internacional y crítico del diario "The Times". A lo largo de 36 años, Reger ha acudido en días alternos a la misma sala del Kunsthistorische Museum de Viena, donde ha desarrollado su capacidad de observación hasta el punto de descubrir el defecto que invalida cualquiera de las consideradas obras máximas del arte, privándonos del asidero que supone su perfección justo en el momento en que se hace más necesario para nuestra supervivencia: «por muchos que sean los grandes ingenios y los Maestros Antiguos que hayamos tomado por compañeros, no sustituyen a nadie; al final nos dejan solos». Valiéndose de una amplia variedad de registros, la presente novela revela como pocas el universo propio de Thomas Bernhard (1931-1989), habitado por la soledad y la muerte.
Como siempre en Bernhard, un narrador ejerce de testigo de los extensos parlamentos del auténtico protagonista; un crítico musical de enorme erudición que es además un auténtico misántropo y que arremete, con toda la rabia posible, contra todo lo posible. En un ataque furibundo, irracional y desproporcionado, arremete contra todo un país: contra la política, la educación, la religión -católica-, la propia forma de ser de los austríacos -incluyendo sus escasas prácticas higiénicas-… hasta la cultura, el mal comportamiento de los turistas en los museos, o la veneración acrítica y no tan intelectual que despiertan las grandes obras de arte. Por supuesto, nada de esto pilla por sorpresa, pues como siempre, todo en el autor austriaco gira en torno a la repetición (en las formas), a las obsesiones personales (en la temática), con rasgos en parte autobiográficos (la infancia, la muerte de un ser querido). Con elementos mínimos y sin prácticamente trama, poco a poco vamos entendiendo al autor de semejante disertación, a medias presente, a medias evocada. El arte, en todas sus manifestaciones, es fuertemente cuestionado; un conjunto de mentiras y de vanidad al servicio del poder, algo que no resiste un análisis profundo y que acaba revelando sus defectos (aquí va una crítica al mismo concepto de obra maestra).
Si toda creación humana es por necesidad imperfecta, fallida (todo es fragmentario, incompleto, limitado), tal provocación por parte del personaje (del autor) es también una realidad incómoda que nos escupe y que preferimos ignorar. El arte no nos salva, excepto si nos lo apropiamos y le damos un significado para sobrevivir en momentos críticos; pues ante la muerte (nuestra o ajena), los maestros antiguos de la pintura, la música, etc. poco pueden ayudarnos. En un período de tiempo mínimo se examina una vida entera, el dolor más íntimo; una relación de amor-odio con el arte, también un medio para refugiarse y evadirse de la vida. La clave del argumento (la razón de una inesperada cita en un museo entre dos amigos) se desvela muy al final y sólo puede entenderse como una broma (no en vano la obra se define como “comedia”)… y es que la tendencia a la exageración de nuestro hombre resulta muy divertida por momentos; incluso aunque lo criticado sea también aplicable a él mismo, un ser que sólo entiende a los demás como receptáculo para dar rienda suelta a su verborrea (en el fondo, también está muy solo, necesita a los demás tanto como les detesta)… encontrando su polo opuesto en el iletrado vigilante del museo… y por ello son totalmente complementarios.
Es lo primero que leo de Bernhard. Nada más empezar llama la atención su estilo encadenado, con múltiples repeticiones y carente de puntos y aparte, que casi parece una letanía. Sin embargo, en contra de lo que pudiera parecer, funciona y engancha, contribuyendo al tono cómico y neurótico de Reger. La historia en sí es extraña, delirante y graciosa, terminando por constituir una novela entrañable. Repetiré con Bernhard.