Resumen y sinopsis de Libros de sangre 4 de Clive Barker
Este es el cuarto volumen de la serie, e incluye títulos imprescindibles como En persona, Los niños de Babel, La vida de la Muerte o La última ilusión, entre otras narraciones, que helarán la sangre a quien tenga el valor de aventurarse por las páginas de esta obra.
Los relatos reunidos en esta recopilación han conmocionado a los lectores más veteranos de libros de terror, porque no repiten ninguno de los tópicos del género y cada historia abre las compuertas a una forma inédita de espanto.
Ha participado en esta ficha: yiyolon
Último volumen de la serie, consta de 6 relatos en la línea del autor; terror sobrenatural, delirios, sangre, muerte y destrucción, si bien hay unos mejores que otros, para mí esta ha sido la entrega más floja, aun así me ha gustado y sorprendido.
El tomo final según la edición en castellano de los cuentos de Barker se compone de seis relatos y un epílogo (“El libro de sangre. Un post scriptum”) que viene a cerrar el círculo, reiterando la brutal imagen de un cuerpo humano con las historias de los difuntos eternamente grabadas sobre su piel, metáfora de los horrores y de la visceralidad que nos acechan entre las páginas; de nada tienen que preocuparse los muertos, porque son los vivos quienes sufren el mal sobre su carne, y peor aún, quienes lo llevan a cabo.
Si me tengo que quedar con lo mejor del libro, diría “Los niños de Babel” y “La vida de la muerte”. El primero, porque aunque podría parecer que al autor se le acaban los recursos a estas alturas, aquí se descuelga con una de sus aportaciones más originales. Nada menos que una sátira política que se carcajea de la noción, tan conspirativa, de un oscuro gabinete que maneja desde las sombras los hilos de la geopolítica, siendo los dirigentes de nuestro mundo un puñado de locos paranoicos y absolutamente incompetentes. Se postura que incluso una autoridad por completo degenerada y senil, que ha perdido desde hace tiempo cualquier rastro de idealismo y que literalmente juega con el destino mundial… es menos peligrosa y más tranquilizadora. Que el malo sea un suizo sólo es la puntilla de esta aventura desquiciada, surrealista y desde luego muy divertida.
El otro parte de una idea malsana muy propia de Barker; la muerte como condición paradójica para que florezca la vida. Una ¿enfermedad?, ¿maldición? Capaz de aniquilar la vida alrededor, pero que revitaliza a su portador. Tan incómodo como actual, focaliza el peor de los males precisamente en quienes actúan en nombre de la seguridad y de la salud para aislar y amputar inútilmente ese foco de malignidad que también forma parte de lo vivo a su manera. Que puede ser horriblemente aceptado como un don; ni siquiera un asesino, que es quien más debería saber de tan truculentos menesteres, parece libre de esa obsesión por el distanciamiento, por no contaminarse, al contrario que una protagonista cada vez más enamorada de la parca…
Un escalón por debajo pondría “Cómo se desangran los expoliadores”. Un poco facilón en su denuncia del acaparamiento de tierras y la destrucción de las comunidades indígenas de la selva a manos del hombre supuestamente civilizado, lo encuentro más ejercicio de truculencia gore, con el que Clive exhibe su imaginación retorcida y siempre centrada en la transformación, descomposición, etc., del cuerpo vivo. Protagonistas desagradables y patéticos, con las manos ensangrentadas, que no saben a qué juegan cuando intentan imponerse a una otredad inescrutable, a fuerzas ancestrales de la naturaleza… sin embargo, la auténtica y más repugnante plaga, peores que cualquier maleficio, lo son ellos mismos.
“Crepúsculo en las torres” nos brinda tal cual una trama de espías a lo Le Carré en el Berlín de la guerra fría. Desengaño político propio de estos agentes, paranoia y desconfianza, confusión de amigos y enemigos… otra metáfora, esta vez de las ideologías que actúan como sedantes para engañar, manipular y adormecer la única realidad; es decir, la condición bestial y los instintos. Escenarios de estética expresionista y subculturas monstruosas a la vuelta de la esquina completan una pieza interesante, que da cuenta de la habilidad de nuestro hombre para llevarse cualquier género a sus territorios mutantes, sanguinarios y moralmente pantanosos.
Los cuentos que menos me convencen son curiosamente los más extensos y los que abren y cierran la colección. “En persona”, de ambiente carcelario, me parece desequilibrado, confuso y con material incluso para varias narraciones; por un lado, un horror corporal que no puede faltar, un legado maldito, posesiones, inquietantes vínculos familiares… por otro, un tema onírico, con un purgatorio de asesinos. Lo angustioso es la pesimista teoría que se ofrece sobre el origen del pecado y del crimen en el mundo, casi una versión pervertida de las almas platónicas, la humanidad condenada en lo más profundo de su ser a cometer errores fatales y a repetirlos una y otra vez.
“La última ilusión” es muy de tebeo, podría ser incluso una película ochentera de efectos especiales. Más que terror, fantasía oscura a lo John Constantine; la odisea de un detective de lo paranormal, en la que se dan cita la magia, el ilusionismo, demonios, monstruos y pactos con el diablo… de nuevo retorcido el amigo Barker en sus imágenes y en su sentido del humor, con unos personajes por cierto tristemente humanos, que más allá de lo grotesco, no dejan de ser el fondo quienes forman la auténtica “carne” de las historias de su creador.