Resumen y sinopsis de La crítica de las armas de José Pablo Feinmann
Pablo Epstein acaba de llegar al geriátrico para visitar a su madre. Pasará allí toda la tarde ajustando cuentas con ella y con el pasado: un monólogo cruel y devastador, un monólogo que dura apenas toda la tarde, toda la novela. Es el 21 de octubre de 2001. Es el día de la Madre. Pablo Epstein ya ha tomado la inexorable determinación de matar a su madre. Sin embargo, al mismo tiempo que este discurso se desarrolla, otro relato se va deshilvanando hacia atrás: comienza la dictadura militar argentina y a Pablo Epstein le detectan un tumor maligno. Su propia lucha contra la enfermedad se superpone neuróticamente con la represión militar, se desdobla, se calca y se desdibuja. Los pormenores del día a día durante esos años feroces deviene una categoría extraña: ¿en qué se transforma lo cotidiano cuando se entrelaza con el miedo paralizador o la especulación? ¿cómo funciona la complicidad cuando el horror no es un secreto? ¿de qué carácter es la culpa de todo un pueblo ante la atrocidad? Por las noches, Pablo espera en su departamento, preso del pánico, que el ascensor se detenga en su piso. Cautivado por su delirio, la posibilidad de explicar por qué enseña filosofía, por qué ha escrito textos revolucionarios, despierta el deseo del secuestro: en medio de la locura, para Pablo, la explicación introduce algo de racionalidad. Continuación o revés de La astucia de la razón, La crítica de las armas es una extraordinaria novela en la que la madre Patria y la madre de sangre son el motivo a partir del cual se produce una de las reflexiones más agudas sobre la vida durante la dictadura militar y sobre el presente. Si La astucia... era la expansión infinita de un sujeto que se desintegra, La crítica de las armas es la concentración poderosa (y la dilación necesaria) de todo hombre en el momento en que está por elegir su destino.
Es este un relato que desparrama angustia y dramatismo sobre lo que vivió Argentina en la segunda mitad de los años setenta... y sobre cómo lo vivía Pablo Epstein, el personaje (¿autobiográfico?) central. Culpógeno, temeroso, hipocondríaco, atormentado, neurótico obsesivo, crítico social y autocrítico hasta la exasperación. Sufriendo sus propias carencias afectivas y de identidad (es un católico circuncidado y reniega de ambas religiones), resentido con su hermano, con su país y sobre todo con su madre, puesta como pretexto inexcusable de su desdicha personal. La narración se desarrolla con saltos en el tiempo, con cambios de narrador que no hacen gran diferencia, con una escritura angustiosa repleta de comas, repeticiones y metrallas de adjetivos sucesivos que hacen más dramático el relato. Hay desde análisis filosóficos ortodoxos hasta crítica social, con la ideología política como permanente estandarte, la crítica dolorosa y un desaliento sociopolítico personal que ocupa cada capítulo. No me pareció una novela en el estricto sentido de tal forma literaria, sino más bien un argumento como pantalla sobre el que se inyectan arrebatadamente las angustias, vivencias y opiniones del autor sobre la vida argentina en los comienzos de la dictadura militar de los setenta.
El personaje de Feinmann, Epstein, hibrido de católico y judío, se completa con la dialéctica de Hegel y Marx y encuentra en las posibilidades totalizadoras y lineales de la historia de fines del 60 y de 70, su paraíso ideológico, su identidad, su completud. Es neurótico, compulsivo, contradictorio y, conjugando todo ello, es brillante. Desplegando una cobarde valentía, o una valerosa cobardía, se producen en el, acentuadas, intelectualizadas, e implacablemente lúcidas, las mismas contradicciones morales, metáfisicas que enfrentó toda una generación. Con implacable lucidez, Feinmann se mete de lleno en el Terror, en nuestro Auschwitz criollo y describe, como tal vez ninguna otra obra de la literatura contemporánea, el pasaje inevitable de lo exterior a lo interior, de la macro-carnicería del afuera a la micro-mutilación del interior, el dolor, la angustia, la representación perenne de la tortura, la expectación macabra, la angustia, la espera. Epstein se despliega ante nosotros como un anti-héroe reconocible, caótico, paranoico, un burgués que adolece de ello, un teórico de las masas sin conocerlas. Es, además, un buscador incansable de culpas para justificar su propio martirio, un revisor inagotable de su propia responsabilidad y su auto reprochada torpeza. En esta novela densa, filosófica, Feinmann traza un mapa moral de la argentina del Terror, de sus complicidades, de sus silencios, de sus bajezas y sus triunfos, pero también la cartografía esencial de la conciencia, de los terrores más profundos, de la culpa como condición de posibilidad para la neurosis y la enfermedad. Para llegar a tales honduras, quizá Pablo Epstein sea el disfraz con el que propio autor revele una autobiografía con vocación de novela, tal vez para comprender y comprender a su propio país, ese monstruo voraz que se comió a treinta mil de sus hijos. Y en ese carácter es implacable consigo mismo, desnuda sus emociones, su intelectualidad brillante y sutil con una sinceridad rayana con la autoincriminación. Novela esencial para comprender la Argentina del Terrorismo de Estado.
Nuevamente Feinmann no decepciona. Tremendo, neurótico y espeso relato de la vida de Pablo Epstein y la relación con su madre. Notable, lucido y recomendable absolutamente.