Resumen y sinopsis de Hombres y engranajes de Ernesto Sabato
Hombres y engranajes examina el largo camino recorrido por la cultura occidental desde el Renacimiento a impulsos de la doble influencia del dinero y de la razón, y hace un llamamiento para edificar sobre sus ruinas una nueva y vasta síntesis. Heterodoxia se ocupa con agudeza de una gran variedad de temas: la contraposición entre masculinidad y femineidad, la imposibilidad de poner puertas académicas a los idiomas vivos, las diferencias entre verdades lógicas y valores éticos, los estragos del cientifismo, etc. El fundamento del mundo moderno pasa a ser la ciudad, con una sociedad liberal, mucho más dinámica y dominada por el dinero y los grupos de presión.
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No estoy de acuerdo con una de las críticas aquí expuestas en la que se defiende que Sábato tiene prejuicios contra la ciencia, no creo que sea posible por la siguiente razón: la conocía perfectamente e iba camino de ser una figura, si no de primerísimo orden (lo desconozco), desde luego perteneciente a la élite. El autor no abomina de la ciencia, ni mucho menos, lo que critica es el cientifismo ciego y el mito del progreso, que han arrinconado al humanismo y reducido la realidad a la mitad, centrándose en lo empírico y olvidando las demás cuestiones que afectan al espíritu humano. Me parece que "Hombres y engranajes" es un ensayo lúcido y necesario que se refiere a la problemática fundamental de nuestro tiempo.
Creo que el autor ha logrado, en otros libros, dar forma a ensayos y reflexiones de mejor calidad que en "Hombres y Engranajes". Aquí, Sabato esgrime su eterna crítica contra el progreso, la ciencia, la máquina, la diosa razón y el capital maquiavélico de nuestros días. Reitero, en libros como "La Resistencia" el autor ha hecho un mejor trabajo crítico de los temas mencionados.
Como todo, cuestión de gustos. Sábato deja entrever subyacentes prejuicios contra la ciencia, habiendo tenido él mismo formación científica. Por momentos hace recordar al nostálgico Bradbury que veía el futuro técnico como una amenaza. En definitiva: no me agradó.