Resumen y sinopsis de Carta para una señorita griega de Francisco León
«Cuando vengas a Atenas ―decía― te llevaré a mi casa de campaña». Y cuántas veces le aclaraste que en tu idioma no se decía casa de campaña, que una casa de campaña sugería la disparatada visión de una casita hermosa con jardín en medio de un combate de tiros y obuses entre griegos y fascistas en el Frente Albanés. ¿No se mancharían sus flores de sangre? Ni siquiera así te tomo en serio. Se rió de tu ocurrencia, te miró luego con lástima, como se le mira a un niño que no comprende nada, y siguió conduciendo carretera adentro. Viste los nombres de los pueblos en los letreros, y los aprendiste de memoria. Uno a uno los dejabas detrás: Pefka, Kakis, Kalopígado. La señorita griega adquirió hace unos años un flamante descapotable rojo con el que ahora mismo se dirigen hacia Daskalló. Su cabellera rizada helénica hondea como una bandera bajo los influjos de la celeridad y del viento. Serpientes sinuosas, ramas de un laurel convirtiéndose en mujer. La miras y ves ese gallardete de cabellos serpentinos recortándose sobre las montañas huesudas y amarillas, sobre las casas que aquí o allá han levantado los nuevos atenienses en las colinas peladas de las afueras...»