Resumen y sinopsis de Siete casas en Francia de Bernardo Atxaga
Es el año de 1903, y todo va bastante bien en Yangambi, la estación militar que la Force Publique del rey Leopoldo II tiene en el corazón de África. Los oficiales blancos encargados de que los recolectores de caucho no desfallezcan en su labor sufren lo suyo, pero hacen lo que tienen que hacer y se defienden como soldados de verdad. Pero las cosas empiezan a ser diferentes con la llegado de un nuevo oficial, Chrysostome Liége, y con el anuncio que en su villa de la Costa Azul hace Leopoldo II: quiere visitar el Congo, “su jardín de tres millones de metros cuadrados”, y dotar a los diferentes pueblos que allí habitan de una reina comme il faut, es decir de una reina que esté a la altura de las circunstancias. Por decirlo así, el anuncio dispara todas las ilusiones de la primera autoridad de Yangambi, el capitán Lalande Biran, y la situación se vuelve un tanto difícil.
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La mejor comparación que puedo realizar con Siete casas en Francia, es la de una sonrisa vacía. La novela es tan superficial que a duras penas puedes terminarla, porque no hay nada a lo que agarrarse, historia incluida. Así que leerla se acaba convirtiendo en un suplicio, ya que no engancha de ninguna manera.
Ya conocía al autor, Bernardo Atxaga, por haberme leído un par de libros suyos. Y reconozco que Atxaga resulta un buen escritor, aunque nunca me gusten los temas sobre los que escribe. Su estilo de escritura resulta sencillo pero depurado, con una prosa lenta, un lenguaje pragmático con algún que otro aderezo lírico y unas descripciones bastante básicas en general, aunque cuando el autor decide explayarse en algún paisaje en particular, mejoran considerablemente. Sin embargo, los personajes son horribles. Parecen construidos “a medias”, son insípidos y aportan tanto al libro como la propia trama, es decir, nada. Esta galería de esperpentos del género humano no facilita precisamente la lectura del libro.
No se puede decir que Siete casas en Francia tenga una historia muy elaborada. En esencia, la novela trata sobre la vida en el asentamiento militar de Yangambi, ciudad del Congo, colonia perteneciente al rey Leopoldo II de Bélgica, y muy rica en caucho. La llegada de un nuevo oficial, Chrysostome Liège, excelente tirador y con una peculiar personalidad, afecta a todo el mundo. Desde el capitán, Lalande Biran, un individuo dotado de la sensibilidad suficiente como para ser poeta (y castigar a los lectores con fragmentos de sus rebuscados poemas), pero totalmente insensible a las atrocidades que comete el ejército que dirige o las que comete él mismo, hasta Livo, el pequeño nativo que sirve en Club de oficiales, pasando por Cocó, un ex legionario cruel y mujeriego que por culpa de un malentendido acaba odiando a Chrysostome, o Donatien, el pérfido y cobarde sirviente de Biran, todos ellos acabaran interpretando un papel más o menos importante, dentro del absurdo teatro de esta comedia humana. Y poco puedo contar, porque no hay nada más. Es decir, la trama es tan simple que no esconde algo que puedas aprender o encontrar de utilidad. No hay aventuras o acción, las relaciones humanas pasan de puntillas por aquí, aunque sean las responsables de buena parte de los hechos que ocurren. Y tampoco hay ninguna reflexión o crítica sobre la situación de los nativos, la brutalidad del rey y los militares o las espantosas mutilaciones y muertes por las que el Congo Belga sería recordado. Es solo una historia frívola y vacua con un desenlace bastante previsible, abrupto y que te deja un tanto indiferente aunque con la sensación de haber perdido el tiempo a lo grande.
En suma, Siete casas en Francia, es una obra aburrida, con una historia estúpida que lo convierte en un libro prescindible y sin más interés que el de adornar la estantería. En mi opinión, la trama hubiera mejorado si el autor la hubiera dotado de algo de peso. Pero ha decidido hacer un relato sin gracia sobre personas que no perciben la maldad en el entorno en el que viven. Sinceramente, las miserias y mezquindades de personas que cercenan manos para justificar cada bala que gastan, no me interesa en lo más mínimo. Y mucho menos con un tono ligero, restándole importancia. Así que mi consejo es que huyáis, no merece la pena que gastéis vuestro precioso tiempo en esta aberración literaria.
Lo siento pero es que no he pillado lo que el autor quería trasmitir. Una serie de reflexiones de distintos personajes muy peculiares, sin ton ni son.
Es una novela entretenida, que te hace ver entre otras cosas la maneras de como se han colonizado y explotado por parte de europeos algunos pueblos africanos, pero que a mi modo de ver le falta profundidad. Es decir, el autor podía haber utilizado más los sentimientos para involucrarte de verdad en los dramáticos e inhumanos acontecimientos que describe la novela.
Humor negro para describir las atrocidades de colonos belgas en el Congo. Atxaga entretiene con esta novela amena, mordaz y de fácil lectura
De lectura fácil, pero que no te llega a emocionar a pesar de estar leyendo acontecimientos duros y terribles. Después de haber leído con gran interés otros libros de este autor como "El hijo del acordeonista" éste me ha decepcionado.
La única ventaja es que se lee fácil, pero es una historia y un planteamiento demasiado plano. A mi modo se ver debería profundizaren 'algún' tema, no pasar sobre todos los que plantea de puntillas.
Se lee muy rápido. Novela histórica breve. Espantosos acontecimientos contados de forma natural, como se debían tomar en la época. Pelín repetitiva tal vez.
Con lo difícil que tiene que ser escribir sobre uno de los episodios más penosos de la historia europea, este autor consigue hacerlo de un modo que las atrocidades cometidas parezcan pan comido. Precisamente por eso, el tono tan de "andar por casa" de la novela, resulta tan buena.