Resumen y sinopsis de El viajero del siglo de Andrés Neuman
El viajero del siglo es un ambicioso experimento. Propone volver a mirar el siglo XIX con la perspectiva del XXI. Buscando una posada para pasar la noche, Hans detiene su coche de caballos en Wandernburgo, una ciudad entre Sajonia y Prusia. Se queda un día más y, al siguiente en la Plaza del Mercado, se fija en un anciano que toca el organillo.
Emocionado por la música, se acerca a dejarle una propina y a conversar con él. Pronto entablan amistad y la estancia de Hans se alarga indefinidamente. En una recepción de personalidades y familias importantes, conoce a unos apasionados contertulios y, sobre todo, a Sophie, la hija de uno de ellos. Aunque la joven está comprometida, surge el amor al que amenaza un enmascarado asesino que ronda la ciudad.
El viajero del siglo es un diálogo entre la Europa de la Restauración y los planteamientos de la Unión Europea; entre la educación sentimental actual y sus orígenes, entre la novela clásica y la narrativa moderna. Comparando el pasado y nuestro presente global, el relato analiza los conflictos actuales: la emigración, el multiculturalismo, las diferencias lingüísticas, la emancipación femenina y la transformación de los roles de género. Todo ello en un intenso argumento, no exento de intriga y humor, y con un estilo rompedor que ofrece a tan profundos asuntos un sorprendente cauce.
Pesado y confuso, El viaje del siglo no es una novela, es una incógnita en si misma. Y es que no sabes de qué va, ni qué pretende mostrar. Tampoco parece tener grandes reflexiones que compartir ni te obliga a pensar de alguna manera. Son solo más de 500 páginas llenas de estupideces que no terminan de encajar entre sí, tramas tediosas, pensamientos vacíos y una historia de amor aberrantemente mala, todo ello comprimido en un penoso país imaginario.
Andrés Neuman es el autor de esto. Quiero ser justa. Por ello os diré que Neuman no es un mal escritor, pero el tema le ha jugado una mala pasada. Y es que su estilo de escritura resulta pesado, pedante y con una buena ejecución que se basa en una prosa lenta, tediosa, enrevesada, con un desarrollo aceptable y una estructura confusa, un lenguaje funcional con algunas partes llenas de lirismo y musicalidad y unas descripciones bastante básicas y sin demasiado interés en su mayoría. Pero la palma se la llevan los horrendos personajes, en cuya construcción el autor ha invertido el tiempo justo para que parezcan humanos, y no siempre lo parecen. Y es que no sabes nada de ellos. Para empezar hay demasiados, muy poco perfilados y con tan poco peso que prácticamente no tienen atractivo. Y esto se aplica a la perfección al que parecer ser el protagonista del libro, Hans, un joven traductor del que sabemos muy poco desde principio hasta el fin.
Es muy difícil saber de qué trata una novela titulada El viajero del siglo. Y es que no parece que el libro tenga una historia o un propósito claro e inunda al lector con un tsunami de información cultural del s. XVIII que no terminas de comprender o de encajar dentro de la novela. Pero trataré de clarificar la situación haciendo una somera sinopsis. Hans es un joven traductor nómada. En su camino a una ciudad prusa, para unos días en Wanderburgo, país fronterizo entre Prusia y Sajonia. Allí se ve sorprendido por una ciudad cuyas calles parecen cambiar a lo largo del día y con una población huidiza y desconfiada. Pero la ciudad tiene algo que le atrapa y no le deja marcharse. Primero es el organillero, un hombre que toca un organillo cuya filosofía de vida atrae poderosamente a Hans. Después es Sacha, hija de un rico comerciante que organiza tertulias intelectuales todos los viernes, de la cual Hans comienza a enamorarse. Pero Sascha está prometida con uno de los nobles locales, así que se establece el inevitable triángulo amoroso. Y entre medias el libro nos va contando historias de los habitantes, de la ciudad, de la situación mundial, etc. Y hasta aquí puedo hablar sin desvelar nada fundamental. Lo que si puedo decir es que el libro intenta abarcar muchos temas y se queda en absolutamente nada. Sé que la crítica ha intentado venderlo como “un viaje a través del S. XVIII hecho novela”. Nada más lejos de la realidad. La único real aquí es que el autor ha realizado un ejercicio de pedantería extremo que consigue aburrir a las ovejas. Y todo para que no pase nada al final. Y es que el desenlace es abierto, abrupto y deja bastantes cabos sueltos, algo que de ninguna manera es aceptable en una novela de más de 500 páginas.
En suma, El viajero del siglo es una obra inclasificable de la que desconoces prácticamente todo, salvo que es mortalmente aburrida. Un ejercicio literario demasiado ambicioso para una novela cuya trama principal es una anodina e irritante historia de amor que consigue dejarte sin palabras gracias a la condescendencia de los protagonistas. En fin... mi consejo es que huyáis lo más rápido posible. Pensad que la lectura de esta novela se os hará tan larga que parecerá que lleváis un siglo en ello.
Es un libro raro, diferente. Plagado de citas y disertaciones literarias, se hace por momentos denso y bastante largo. Está muy bien escrito y tiene párrafos de gran belleza y lirismo. Una historia de amor auspiciada por las inquietudes intelectuales de sus protagonistas.
Delicado y bello como Hans y Sophie, los protagonistas. Para los que nos gusta la Europa del siglo XIX es un libro que nos lleva a esas tertulias y formalidades con una precisión y una cercanía bárbara. Es una historia sin demasiados vericuetos, de mucha cotidianidad pero contada con dinámica y sin detenerse en cosas que hagan pesada la narración. De lo mejor que he leído en este último año.
Novela total. Parece mentira que mediante una acción que dura un solo año y localizada en una pequeña ciudad de provincias alemana Neuman sea capaz de contar todo lo que cuenta: un romance apasionado, un estudio de la literatura -fundamentalmente poesía- europea no sólo de la época, un retrato magnífico del ambiente y de los personajes tanto provincianos como cosmopolitas, una descripción del momento histórico y su devenir... Y todo lo hace perfectamente, de manera ágil, pulcra, eficaz y manteniendo el interés y la intriga hasta el final. ¡Qué buenos ratos he pasado!
Lo percibí denso y acorazado al principio, tanto que quise dejarlo muchas veces, pero luego aprendí a quererlo y me enamoré de su hermosa y particular manera de presentarse al mundo. El inconformismo de Sophie, la sabiduría y lucidez de mi personaje favorito, la ternura de Franz, la originalidad de Álvaro y tantos otros que me conquistaron... Los dejé sólo hace unos minutos y ya los extraño de toda una vida. Qué bella experiencia fue toparme con esta obra.
Una novela en la que sobre todo se respira amor a la literatura y la música, tal vez algunos capítulos pueden hacerse pesados sobre todo cuando son descripciones de lugares o cosas demasiadas largas, posiblemente no sea un libro que te marque o te acuerdes con facilidad de él, pero si interesante de leer.
Neuman muestra un talento literario excepcional y una capacidad narrativa sobresaliente, cualidades que se reflejan en una primera parte de la novela portentosa, digna posiblemente del mejor Roberto Bolaño. Sin embargo, la historia inicia un imparable descenso a partir de la relación entre Hans y Sophie. El relato pierde la tensión creada y hasta el hilo se desvanece. Adquieren entonces preponderancia las tertulias en la casa de Sophie cargadas de un lícito, pero algo pedante, intelectualismo. Para concluir, Neuman recurre a un asesino misterioso carente de credibilidad que surge entre la niebla de una historia que termina por el mero peso de las palabras acumuladas.
Innecesariamente largo, te deja solo algunas frases valiosas, no es muy emotivo ni tiene nada del otro mundo, no me parece que se merezca el premio alfaguara.
Me ha gustado bastante, me gusta la manera de narrar la historia de Neuman, los personajes muy bien descritos y la historia agradable y con esos toques de misterio me han hecho pasar unos ratos muy entretenidos.
Acabo de terminar de leer "El viajero del siglo" de Andrés Neuman. Amo este libro, quizá por ésta atmósfera del siglo XIX, que me enganchó desde el principio, y qué decir de sus personajes, ya sé que tiene sus fallas, pero eso no le quita el mérito de ser una gran obra, una gran novela, lo recomiendo a las personas que aman el XIX, y a las que no, quizá igualmente les guste, es un mundo libre. Y ahora tengo ese vacío inquietante que se siente después de leer una gran obra, de esas que te dejan demasiados recuerdos, pero siempre hay que decirles adiós... de la misma manera que un viajero despide a una ciudad amada.